EL DIARIO VASCO. 5 septiembre 2021.
El dinero parece que se escapa de la cartera en septiembre para las familias con hijos en edad escolar. Los gastos parecen no tener fin. Estudiar en la red pública o en la concertada puede suponer solo en un mes más de 400 euros de diferencia en pagos de matrículas, libros o material escolar. A estas cuotas se suman comedores, traslados, actividades extraescolares y, con la pandemia, mascarillas. Un sumatorio que deja temblando cualquier cuenta corriente y que se multiplica a medida que aumenta el número de hijos. «A las familias no les queda otra que hacer frente a la cuesta de septiembre», reconoce Natalia Diez-Caballero, directora ejecutiva de Hirukide, Federación de Familias numerosas de Euskadi.
Poner un pie en el colegio en un centro público ronda los 225 euros, en uno de la red concertada alcanza los 700 euros. Con todo es difícil generalizar porque depende de muchos aspectos en los que cada centro escolar hace a su manera.
La principal diferencia al comienzo del curso está en las cuotas mensuales que se paga en la concertada a razón de unos 90 euros mensuales –900 en un curso de septiembre a junio–, y que en los centros públicos alcanza una cuota anual de unos 100 euros. «Es cierto que hay becas –que todavía se pueden solicitar– pero desde nuestra perspectiva se deberían plantear de otra manera», explica Diez-Caballero, «se deberían tener en cuenta los ingresos pero también los gastos que afronta cada unidad familiar, eso sería más justo». Es una solicitud que han realizado en numerosas ocasiones al Gobierno Vasco, «que esperamos que fructifique en esta legislatura», dice.
Libros más ordenador
El segundo punto que desbarata la economía familiar está en la adquisición de libros. Aquí es donde el presupuesto se puede llegar a disparar pese a la cada vez mayor inmersión en la digitalización del entorno escolar. Si en la red pública está muy asumido el concepto de préstamo de libros de un curso para otro y el gasto es mínimo e incluso ninguno, para los colegios concertados, en los que hay experiencias en este sentido, según el curso puede superar los 300 euros, sin contar el material escolar.
«Ahora mismo estamos en un momento de transición que perjudica a los bolsillos». La pandemia ha acelerado la digitalización pero no parece tener, de momento, reflejo en el material escolar. «En la mayoría de los casos tienen libros, ordenador y cuadernos para cada asignatura, triple compra», subraya desde Hirukide Diez-Caballero Caballero, y «triple peso, porque hay que ver cómo van las mochilas», añade. «Los libros se pueden heredar de aquella manera, la pelea está ahora en las licencias digitales. Son anuales y no se pueden reutilizar, en algún centro lo han conseguido a mitad de precio a base de pelearlo» reconoce. «Lo más doloroso es ver que luego los libros se quedan a medio usar», confiesa.
Los libros no van solos, el material escolar forma parte de los imprescindibles del comienzo de curso. Edurne Martínez, de la Librería Aritz en Donostia, ve cómo estos días se llena su tienda de estudiantes de todas las edades. «El gasto medio por cada niño suele ser de unos 40 euros sin mochilas ni estuches, que sumaría otros 40 euros», cuenta. Sabe que no está muy interiorizada la reutilización «muchos cuadernos se les quedan a medio usar».
En su establecimiento se encuentra Idoia Adarraga, que tiene dos hijos y sonríe cuando se le pregunta cuánto le cuesta empezar las clases, mientras su hija Edurne decide qué bolígrafo quiere. «400 euros por cada hijo y eso que en el colegio tienen sistema de préstamo», apunta, «el mayor hace Bachiller y será más». Intenta aprovechar ropa, cuadernos y «lo que se pueda de primos o conocidos». Cede poco a los caprichos de marca, «ahí es dónde más se encarece». Asume que «no queda otra, es lo que hay».
Gastos extra
En función de las necesidades de conciliación familiar, la factura va creciendo. Si el estudiante se tiene que quedar a comer los cinco días, el gasto mensual en un centro público ronda los 80 euros; en uno concertado, unos 115.
El transporte escolar también puede ser un gasto fijo para las familias. Un billete de ida y vuelta cinco días a la semana puede incrementar el presupuesto mensual en 110 euros.
Las cuotas siguen en la obligación de abonar el seguro escolar (unos 3 euros por alumno), y la contribución a la asociación de padres y madres (unos 25 euros de media) para poder realizar sus actividades.
El presupuesto familiar sube según el número de extraescolares
Entre la población estudiantil lo más frecuente es que se añadan horas de actividad fuera del horario escolar
El colegio no supone en muchos de los casos el final de la jornada para los estudiantes. Clases de idiomas, de música, deporte, o particulares e refuerzo son algunas de las actividades que van añadiendo el más y más en la calculadora de sus progenitores.
En muchas ocasiones este tiempo extra después del horario escolar «ayuda a la conciliación familiar porque los horarios de los centros no encajan con los horarios de los padres y madres», apunta la directora ejecutiva de Hirukide, Natalia Diez-Caballero.
Aprender un idioma fuera del colegio en una academia particular es una de las opciones más solicitadas por las familias. Las clases pueden rondar los 130 euros al mes si se acude tres veces por semana. En el otro extremo de precios está la Escuela Oficial de Idiomas, cuya matrícula anual asciende a 72,36 euros para este curso.
Si se opta por la danza o la música, los precios en una escuela pública municipal pueden oscilar desde los 24 euros por materia hasta más de 87 según la duración de las clases. En una academia privada pueden superarse esas cantidades.
Pertenecer a un equipo deportivo también es cuestión de dinero en edad escolar. A las cuotas mensuales, que pueden rondar entre los 30 hasta los 55 euros mensuales según la modalidad deportiva, hay que añadir la adquisición de ropa de entrenamiento –unos 50 euros sin calzado– e incluso la ropa de las competiciones, que en muchos casos se suele prestar por un año.
En el caso de los alumnos de Primaria, en Gipuzkoa las familias están obligadas a hacer deporte escolar si su opción es el fútbol o el baloncesto. Así, en las cuotas se debe añadir otra factura mensual de unos 20 euros, según el centro, más la ropa de entrenamientos y partidos –otros 50 euros–. Natalia Diez-Caballero, de Hirukide, considera que las actividades extraescolares deberían contar «con algún tipo de beca, algunas extraescolares acaban siendo una necesidad, como el deporte, y no todas las familias se lo pueden permitir».