EL DIARIO VASCO. 16 junio 2019.
Entrevista a Natalia Diez-Caballero, Directora de Hirukide. «La Ley de Apoyo a las Familias aprobada hace una década se marcó 2020 como objetivo para converger con Europa, y no vamos a llegar ni en 2030»
Cuando la asociación Hirukide echó a andar, en 1999, apenas la integraban una decena de familias. 20 años después aglutinan al 30% del total de familias numerosas de Euskadi y tienen presencia en los tres territorios. Dos décadas en las que las políticas familiares han dado pasos hacia delante, pero, en la opinión de la directora de la entidad, Natalia DiezCaballero, no los suficientes, ya que alcanzar los niveles de prestaciones y de medidas en materia familiar que existen en otros países de Europa queda todavía muy lejos.
– ¿Por qué nace Hirukide?
– En 1999 no existía ninguna asociación en Euskadi que defendiese los intereses de las familias con hijos en general y los de las numerosas en particular. Y el tiempo ha demostrado que había una necesidad, porque empezamos siendo una decena de familias y ahora ya hay más de 8.300 afiliadas.
– ¿Cuáles eran las prioridades cuando empezaron hace 20 años?
– Lo más importante era darnos a conocer y que se percibiera que las familias con hijos estaban siendo penalizadas y gravadas con impuestos, porque a los políticos siempre se les llena la boca hablando de familia pero son las más denostadas y olvidadas de las políticas públicas. Sin una asociación como la nuestra, que repasa cada normativa, ley y ordenanza, en las mismas no se tendría en cuenta la perspectiva familiar. Además, queríamos reivindicar que aunque dependemos del ámbito social, pero la familia va más allá, porque nos afecta la vivienda, el empleo, el transporte, la cultura y ocio… Al fin y al cabo, que vieran que así difícilmente las parejas jóvenes iban a querer tener hijos.
– Muchas reclamaciones. ¿Cómo fueron recibidas?
– Una de las principales dificultades que nos encontramos y que nos seguimos encontrando en Euskadi es que no existe un único interlocutor, sino muchos, con diferentes instancias, administraciones y competencias. Y también dependemos de la voluntad política de los gobiernos, que en ocasiones nos ha costado encontrar. No obstante, poco a poco estamos logrando que los políticos se liberen de los prejuicios que podían tener de nuestro colectivo.
– Pero las políticas familiares ya no son lo que eran hace 20 años.
– Obviamente no, pero sigue siendo insuficiente. Países como Francia e Inglaterra siguen teniendo un índice de natalidad superior, porque nos llevan más de 20 años de ventaja en esta materia. Hay que recordar que el primer plan de apoyo a las familias en Euskadi se aprobó en 2002, cuando gobernaba el lehendakari Ibarretxe, y en 2008 llegó la primera ley, que exigía unos plazos y unas medidas que siguen sin desarrollarse. El objetivo que se marcó era lograr la convergencia con Europa en el año 2020, algo que obviamente no se ha conseguido.
– ¿Está Euskadi muy lejos de lograr esa meta?
– Sí. Es cierto que hemos atravesado unos años de crisis económica que han podido ralentizar el proceso, pero estamos muy lejos, porque tampoco lo conseguiremos en 2030, a no ser que se produzca una auténtica revolución por parte del Gobierno. Para que exista una verdadera política familiar en Euskadi hace falta consenso entre todas las fuerzas políticas para que gobierne quien gobierne sea una cuestión de país. Debería existir un instituto vasco de familia, como existe el de las mujeres, Emakunde, para poder concentrar todos los aspectos que nos afectan. Y por eso no se tendría que tratar desde el departamento de Políticas Sociales, sino desde Lehendakaritza.
– ¿En qué aspecto nos saca más ventaja Europa? –
Lo primero es que muchos países tienen ayudas universales por hijos a cargo hasta la mayoría de edad, que rondan entre los 1.000 y los 1.200 euros, por no hablar de la conciliación. La diferencia es que las familias son una prioridad y la sociedad es inclusiva y amigable con ellas, algo que no ocurre aquí.
– En enero del año pasado se aprobó la estrategia de familia e infancia, que incluía un plan que aumentó las ayudas a los segundos hijos. ¿Cumple con sus demandas?
– Hay que decir que con la crisis esas ayudas se redujeron y que las familias cobran ahora menos que antes. Además, el IV Plan de Apoyo a las Familias tiene muchas inconcreciones y, lo más preocupante, no cuenta con un plan económico. Y una batería de medidas sin un presupuesto que las respalde no sirve de nada.
– ¿Dónde urge realizar progresos en materia de política familiar?
– Queda mucho por hacer. Primero, hace falta una reforma fiscal que grave menos a las familias, porque hay que considerar cuánto se necesita para mantener un hijo. En cuestión de vivienda, hay muchas familias numerosas que viven hacinadas en pisos en los que no tienen espacio, porque no se hacen viviendas con más metros cuadrados. Respecto a la movilidad, hay países europeos en los que los menores de edad no pagan los transportes públicos, y aquí se hace un 20% de descuento a las familias numerosas que no es suficiente. Y lo más importante, no tenemos una sociedad que piense por y para las familias con hijos.
– Esta misma semana se ha anunciado que los funcionarios vascos tendrán 18 semanas de permiso de paternidad a partir de septiembre. ¿Cómo valora la medida?
– Euskadi se adelanta en este aspecto y creo que es una medida muy positiva, porque la implicación de los hombres en la paternidad no tiene nada que ver con lo que era hace muchos años. No obstante, también es necesario que haya una mayor flexibilidad y una racionalización de los horarios.