Lau seme-alabaren ama (18, 21, 21 eta 23 urte), Berdintasun, Justizia eta Gizarte Politiketako sailburua eta ibilbide publiko, instituzional eta sozial luzea Gasteizen eta Araban. Nerea Melgosak Hirukideko familia ugariko ama eta bazkide gisa duela 20 urte baino gehiagotik izandako esperientzia kontatzen digu.
“Durante estos años se ha avanzado mucho en políticas de conciliación, pero queda mucho aún por recorrer”
“Aprovecho esta entrevista para pedir que se deje de catalogar al colectivo de familias numerosas con estereotipos y se vea su riqueza en matices y sus necesidades”
¿Qué les animó a asociarse a Hirukide cuando aún era una pequeña asociación con menos de mil familias en ella?
Siempre hemos entendido que funcionar, trabajar y colaborar en red, en definitiva, unirnos como colectivo, nos iba a acompañar en el camino de la crianza y la educación, y que eso a su vez, nos iba a ayudar a visibilizar las características de familias numerosas como la nuestra.
¿Qué destacaría de Hirukide a lo largo de todos estos años?
Destaco su labor institucional, claro. Hirukide es una entidad reconocible y reconocida. Integrada en el Consejo Vasco de Familia, Hirukide lleva la voz de las familias numerosas, especialmente de las familias numerosas con menores a cargo.
Es una entidad seria con gran trayectoria, que ha sabido sumarse a la diversidad de las familias numerosas de Euskadi, así como visibilizar el papel de éstas.
Y como socia, ¿qué es lo que más valora?
Un sinfín de cosas que me resulta difícil enumerar, pero entre otras, la visibilización y el compromiso con el colectivo de familias numerosas, su talante dialogante, pero a su vez reivindicativo con las instituciones competentes, la información y la formación que otorga para los miembros de las familias numerosas y, sobre todo, el espacio de encuentro que ofrece a las familias numerosas.
Y entre esos espacios querría recalcar muy especialmente el galardón de Hirukide de este año, con el que demostró su gran humanidad y compromiso al otorgar el premio a Jaime Lafita y toda la familia de dalecandELA.
¿Ha participado en familia o sus hijos en alguna de nuestras actividades?
Cuando los hijos eran más pequeños, siempre teníamos apuntadas las excursiones que se ofrecían y rara vez faltamos a la celebración del Día de la Familia. Era una válvula de oxígeno para una familia con cuatro niños muy seguidos. Además, dentro de la formación a las madres y padres, hemos participado en congresos estatales y vascos junto a otras familias amigas socias de Hirukide.
Y como madre, viendo ahora a sus cuatro hijos ya adultos, ¿cómo ha llevado su dilatada vida profesional, pública, con la familiar?
La verdad es que me hubiera resultado imposible sin la ayuda de la red familiar de la que dispongo y a la que doy gracias todos los días, empezando por mi amama, ama, aita, tías, amigas, y sin olvidarme, claro está, de su aita. Todas y todos conformábamos una muy buena estructura; un buen equipo, tanto en casa, como en el trabajo.
Es verdad que no ha sido fácil, y eso lo saben muchas de las mujeres que como yo han dado pasos para tomar posiciones profesionales con alta exigencia, y más siendo cargo público. Y es que creo que, hoy en día, muchas mujeres seguimos padeciendo la doble culpabilidad al tener que reflexionar y optar por nuestras propias decisiones.
¿Entraba en sus planes ser madre de familia numerosa?
Sí. Desde siempre hemos pensado en tener familia numerosa. Tras Unax y los mellizos Gorka y Danel, vino Lander, por lo que todo parecía programado… y digo parecía, pero no todo se puede programar, aunque parezca que sí. Mis propios hijos me identifican en muchas ocasiones con esa palabra… la de programar, quién sabe por qué (se ríe).
¿Qué le ha aportado a usted el formarla y a sus hijos el pertenecer a una?
Tener una familia grande es una enorme mezcla de sentimientos. No es nada fácil, pero también es tan divertido y reconfortante que cualquier parte negativa queda compensada. Quizá la actitud más importante sea el realismo: saber hasta dónde llegamos, pero conociendo muy bien nuestros límites. Realismo e ilusión son un buen tándem. La actitud es darse sabiendo que nosotras también debemos cuidarnos.
Unax, Gorka, Danel y Lander practican hábitos como compartir y aprender a tolerarse y a entenderse… Creo que mis hijos están educados para valorar lo que tienen, para entender que hay familias con problemas y para convivir con las personas que piensan o viven de manera diferente.
¿Cuáles han sido sus principales retos como madre?
Para mí, lo más difícil es disponer de tiempo de calidad para cada uno. Y eso es fundamental para educarlos con acierto: tiempo, atención personalizada y trato adecuado al carácter y a las circunstancias de cada cual. Aunque la familia numerosa es una escuela de valores que educa por sí sola, los hijos necesitan ser un poco exclusivos.
Compatibilizar la crianza en los primeros años de vida era imposible. Por eso, tras un episodio hospitalario grave con Danel, decidí coger una excedencia. Durante estos años se ha avanzado mucho en políticas de conciliación, pero queda mucho aún por recorrer, tanto desde las políticas de familia, como de los hombres en asumir su papel.
Y como madre, ¿cree que se valora justamente la aportación que estamos haciendo las familias con hijos e hijas a nuestra sociedad y a Euskadi en concreto?
Las instituciones públicas vascas estamos inmersas en cinco ideas para el desarrollo social de nuestro país: invertir en la infancia; favorecer la igualdad de oportunidades y de movilidad social; facilitar procesos de emancipación y transición a la edad adulta; apoyar a las familias con hijas e hijos, y propiciar el acceso de las mujeres al empleo remunerado y de calidad.
¿Por qué cree que seguimos encontrando como colectivo tanta resistencia a muchas de nuestras reclamaciones?
Muchas veces se etiqueta al colectivo de las familias numerosas en un determinado estatus económico que no es real. Aprovecho esta entrevista para pedir que se deje de catalogar al colectivo de la familia numerosa con estereotipos y se vea su riqueza en matices y sus necesidades como el resto de las familias, pero acentuadas muchas veces por el número de miembros. Que se nos vea como agentes de bienestar.
La natalidad en Euskadi sigue en caída libre, pese a las medidas y ayudas implantadas los últimos años. ¿Cree que son suficientes?
Desde el Gobierno Vasco hemos impulsado la Estrategia Vasca 2030 para el Reto Demográfico y, entre otras medidas, hemos habilitado nuevas ayudas mensuales para la crianza y el mantenimiento de hijas e hijos. Es una apuesta fuerte de más de 110 millones de euros anuales. Esto implica que todas las familias con niñas y niños menores de 3 años pueden solicitar un abono de 200 euros mensuales; en el caso de terceras y posteriores hijas o hijos, hay una ayuda adicional de 100 euros al mes desde los 3 años hasta cumplir los 7 años.
Desde Hirukide hemos indicado reiteradamente como uno de los factores de este descenso demográfico, el cambio de prioridades y proyectos de vida en la sociedad actual, señalando la necesidad de realizar campañas de sensibilización… ¿las considera oportunas?
La familia ha experimentado dos grandes transformaciones demográficas en las últimas décadas: con la primera ha pasado de ser una familia extensa a otra de dimensión más nuclear; con la segunda, se ha diversificado y pluralizado, tanto en formas como en contenidos. En Euskadi, al descenso de la natalidad se le suma la emancipación tardía y el retraso de la edad de maternidad.
Las prospecciones sociológicas revelan que la ciudadanía vasca tiene menos hijas e hijos de los que desearía principalmente por motivos económicos. Por eso, desde el Gobierno Vasco impulsamos ayudas directas y a la conciliación, deducciones fiscales o la gratuidad de las haurreskolak… En cuanto a la sensibilización, desde el departamento que dirijo hemos lanzado campañas para potenciar la parentalidad positiva y lo seguiremos haciendo.
Ahora que hemos comenzado un nuevo año… ¿cuáles son sus deseos para estos próximos meses?
Hay dos preocupaciones básicas que, sin duda, me ocupan y me preocupan. Por un lado, el incremento de las dificultades económicas de las familias con hijos e hijas, así como la movilidad social y la igualdad de oportunidades; y, por otro, la persistencia de los obstáculos que dificultan que las personas puedan iniciar su proyecto vital y familiar y tener el número de hijos e hijas deseado. Deseo que las medidas que ya hemos implantado en 2023 de ayuda a las familias y a la emancipación de la juventud empiecen a dar sus frutos, aunque son acciones con un impacto a más largo plazo.