Loly Rubio nos muestra cómo ha afrontado las dificilísimos retos que le ha planteado la vida estos últimos años. Junto a sus dos hijos, Irati y Eric, ha tenido que superar situaciones a las cuales nunca nos querríamos enfrentar. Ahora tan sólo le falta el último reto, encontrar un trabajo que le garantice la estabilidad que viene buscando desde hace cuatro años…
«Yo en aquel momento más que venirme abajo, fue lo contrario. La responsabilidad de tirar para adelante, de tener que tirar con mis hijos, de tener una casa, de tener que trabajar»
Hace tan sólo cuatro años formabas lo que llamaríamos una familia feliz con tu marido e hijos en Murcia y de golpe… empezó a cambiar radicalmente tu vida
Sí, hace cuatro años, la empresa que tenía mi marido y en la que trabajé yo en diferentes momentos hasta que el pequeño cumplió 10 meses, quebró. Fueron momentos muy duros, en los que ves que no salen las cosas y no llegas y nos vimos obligados a vender la casa para poder afrontar las deudas.
Entonces, decidisteis venir aquí a vivir a Bilbao donde tenías a tu familia y empezar de nuevo
Yo tenía aquí en Bilbao a mi madre y mi hermano y nos vinimos aquí a vivir con ellos. Nos apoyaron económica y moralmente, porque la quiebra y todo lo que supuso nos afectó muchísimo. El momento que ves cómo lo pierdes todo, pues emocionalmente no estás bien.
Pudimos vender la casa rápido, hacer frente a todo y aquí en Bilbao a mi marido le empezaban a salir nuevos proyectos y comenzábamos a ver un poco la luz. Y a mí también me había surgido la posibilidad de empezar a trabajar… y parecía que la cosa empezaba a irnos un poquito mejor.
Pero la vida te tenía reservada la peor de las tragedias
Sí, fue como al año de llegar a Bilbao cuando mi marido, Justo, tuvo el accidente de coche en el que falleció. Todavía no nos habíamos recuperado del todo de lo anterior, cuando llegó este batacazo.
¿Y cómo se afronta una situación así?
Yo en aquel momento, más que venirme abajo, fue lo contrario. La responsabilidad de tirar para adelante, de tener que tirar con mis hijos, de tener una casa, de tener que trabajar. En aquel momento fue como un subidón la necesidad de tirar para adelante como fuera. Lo que pasó es que el bajón vino después, con el tiempo, cuando ves que no te acompañan las fuerzas o la ilusión que necesitas para afrontar el trabajo diario.
Está el «periodo de duelo», el largo proceso en el que se aprende a vivir sin el otro…
La soledad…Veo a la gente por la calle y parece fácil. Solteros, separados, viudos…no me suelen hablar de si sienten soledad. Yo sí. El poder comentar sobretodo como les va a los niños en el cole, cuando estas preocupada porque se han puesto malos y esas cosas cotidianas que nos rondan la cabeza.
Y todo esto, ¿cómo afectó a tu mundo laboral?
Desde un principio me vi con la necesidad de buscarme la fuente de ingresos que me permitiera volver a tener nuestro hogar. Me surgió la posibilidad de realizar gestiones comerciales con tres empresas de distintos sectores y durante unos meses intenté distribuir mi tiempo para poder compatibilizarlas. Pero vi que tenía que apostar por una de ellas para poder cubrir objetivos… Fueron momentos difíciles, porque era comercial y tenía que hacerme con una cartera de clientes a corto plazo.
Pero lógicamente era muy complicado cuando llevas una espina clavada. Era muy duro tratar de transmitir optimismo sintiéndote tan dolida… ¿Se pueden ganar clientes con cara de pena? Tengo que confesar que mis emociones y el desgaste físico, no solo después del accidente sino todo lo que llevaba arrastrado, me impedían estar a la altura de la efectividad que se esperaba de mí en ese momento y no conseguí que me renovaran el contrato.
Sería un momento difícil
Sí, además a nosotros la situación se nos complicó un poco más, porque tanto mi marido como yo cuando trabajaba éramos autónomos. No es lo mismo que una persona que trabaja con un contrato laboral, que tienes más margen o un periodo en el que cobras el desempleo y cuentas con unos meses en los que puedes empezar a buscarte la vida… Yo al trabajar los últimos años de comercial, era autónoma y mi marido también lo fue y te ves de repente sin ninguna fuente de ingresos. Sobre el papel, parece que están mejorando las cosas para los autónomos, pero luego en la realidad, yo al menos he visto que no es tan fácil.
Pero los hijos te habrán supuesto un acicate para salir adelante y seguir…
Suena a frase hecha, pero otra cosa no puedo decir “Mis hijos son los que cada día me han dado y me dan la fuerza para que esto vaya mejorando”
Ahora ya tenemos nuestra casita. Con mis hijos me quedan todavía unos años para intentar cubrir sus necesidades y sacarlos adelante. En el día a día, lo que más me han reclamado, es verme bien. Te miran a los ojos y quieren saber cómo estás… Hay que darles confianza y seguridad y conseguir que estén relajados y no puedes ni quieres fallarles.
Y la familia, habrá sido también un gran apoyo…
Pues la verdad es que ha sido un pilar importante, incluso económicamente. Mi madre siempre ha estado ahí para lo que he necesitado; ha sido una clave importante estos años.
Así que ahora tu reto es lograr de nuevo un trabajo que te permita a la par atenderles
Sí, yo llevo trabajando desde los 16 años y he hecho de todo. Estoy preparada para lo que pueda encontrar y, aunque en mi última etapa he ejercido de comercial, estoy abierta a cualquier oportunidad. Tengo las ganas, la necesidad y las fuerzas.
Te habrás sentido muy identificada con nuestro último vídeo, Ser madre es un plus…
Sí, me ha emocionado mucho. Me he planteado adjuntarlo a mi curriculum…
¿Y qué les reclamarías a nuestras instituciones y gobernantes?
Cuando más impotencia sentí fue cuando tuve que pagar a hacienda su porcentaje de la “supuesta ganancia” por la venta de mi casa. A hacienda no le vale que pagáramos las deudas del negocio de mi marido, que hayamos tenido que comer y vivir durante tres años… Si mi calidad de vida en los últimos años ha ido cayendo, eso les ha dado igual.
¿Crees que están haciendo todo lo posible por las familias con hijos/as?
La realidad es que en los peores momentos he intentado recurrir a las instituciones para ver si podía encontrar algún tipo de ayuda, pero no he conseguido nada. En cuanto a nuestros gobernantes, me sigue pareciendo carísima la educación y pienso que ahí se debería apoyar más.
EN CORTO
¿Cuál es el mejor momento del día?
El despertar, esperando las alegrías que puede traer el nuevo día
¿Y el peor momento del día?
La noche. Siento más la soledad
¿Un deseo para la familia?
Felicidad
¿Unas vacaciones perfectas?
Cualquier lugar con mis hijos rodeados de familia o amigos, eso sí, sabiendo que a la vuelta me espera mi trabajo.