La Educadora Patricia Cigaran desgrana las claves de la pubertad en una conferencia de Hirukide, la federación vasca de de familias numerosas.
Para Patricia Cigaran, los adolescentes son «esos recién nacidos». ¿Por qué? «Porque experimentan cambios físicos, de carácter, de inteligencia…», recuerda esta especialista en educación infantil y familiar. La experta abordó ayer en la Casa de Cultura las claves de esta complicada etapa de la vida en una ponencia enmarcada en el segundo Ciclo Formativo de Hirukide, la Federación de Asociaciones de Familias Numerosas de Euskadi.
-¿Por qué los adolescentes son como recién nacidos?
-Porque realmente es la etapa donde vuelven a nacer. Experimentan cambios físicos, de carácter, en la inteligencia, empiezan a pensar de otra manera. Quieren empezar a ensanchar el camino y tomar un poco más de libertad.
-¿Qué consejos básicos daría a los padres con hijos en esta etapa?
-A los padres con adolescentes, donde me incluyo, nos pasa que desde que nacen hasta la pubertad los vemos como niños. Desde los 10 ó 12 años nuestros hijos están experimentando un cambio y nosotros les seguimos tratando igual que cuando eran niños. Ellos necesitan que nos vayamos dando cuenta de esos cambios y ayudarles a dar respuesta a lo que les pasa. Antes, ante cualquier cosa, les explicabas lo que les pasaba y no había problema. Ahora no les vale cualquier explicación, los adolescentes necesitan saber por adelantado qué les va a pasar.
-¿Y si no lo saben?
-Les puede producir cierta inquietud, y por consiguiente, inseguridad. A veces, cuando un adolescente reta a sus padres, cuando les contesta de manera fuerte, puede que esté pidiendo ayuda, porque ni él mismo sabe lo que le está sucediendo y no sabe cómo gestionarlo.
«En esa etapa experimentan cambios físicos
y de carácter que ni ellos mismos entienden»
-¿Cuál es el problema más frecuente entre los chavales de hoy?
-Entre otras cosas, que tienen más medios a su alcance con Internet. Por un lado, está el conocimiento de muchas cosas antes de que los padres lo podamos llegar a contar, por lo que es muy importante que en la pubertad estemos pendientes de ellos. Con 9 años, un chaval tiene un 70% de niño y un 30% de adolescente, pero no le damos casi importancia porque lo controlamos. Hasta que de repente un día crece y su porcentaje de niño va disminuyendo y aumentando el de adolescencia. Ahí necesita ser un poco más él mismo. Los padres tal vez no hemos sido conscientes de la necesidad de ir adelantándonos a lo que les iba a pasar. En un momento, Internet adelanta muchos conocimientos que quizá el niño no esté preparado para recibir. Y los padres tenemos que anticiparnos y hablar con ellos de lo que haga falta. Para que vayan teniendo su seguridad, para que sepan tomar decisiones.
«Hay que estar preparados»
-¿Dónde está el equilibrio entre protegerles y darles libertad?
-Es muy importante estar pendientes. En la infancia lo estamos. Luego en la etapa de Primaria son un poco más autónomos y es una maravilla porque ya no tienes esa carga física y son pequeños conversadores. Después llega la adolescencia, para la cual tienen que estar preparados tanto ellos como nosotros. Porque tienen un nuevo cuerpo, afectos que cambian e inteligencia que pasa de lo racional a lo abstracto. Eso es impresionante. Por eso tienen tantas ganas, tanta exaltación, ideales. Es el camino en el que se empiezan a encontrar con cierta autonomía y necesitan tener un poco mas de libertad.
-Entonces la situación se complica para los padres.
-Ahí tenemos que estar con ellos, para que sepan que les acompañamos, pero a la vez para ir viéndoles un poco de lejos. Es una contradicción, es estar y no estar. Porque son mayores, quizá tenemos que estar más en casa; cuando son pequeños tal vez puede haber una cuidadora. Ahora, mejor que los padres para conocerles, no hay nadie. Porque en todo este proceso de educar, que al final es ayudarles a crecer, es necesario que les conozcamos muy bien para ayudarles a que ellos se conozcan. Cuando una persona se conoce bien, se afecta; cuando se afecta, se quiere; cuando se quiere, se gobierna. Entonces tiene buena autoestima y es capaz de decidir, bien o mal, pero puede decidir porque su autoestima está estable, asentada.
EL CORREO. 4 abril 2016