EL CORREO. 15 sept 2019. Miles de padres e hijos se dan cita en una jornada solidaria organizada en Bilbao por la federación de familias numerosas.
En el día a día de Iñigo González, la disciplina es indispensable. Con cuatro hijos de edades comprendidas entre los 11 y los 6 años, cada uno tiene que saber muy bien cuales son sus responsabilidades para que la rutina funcione. «La organización es vital cuando hay menores de estas edades en casa», afirma de forma rotunda. Sin embargo, el orden no está reñido con la diversión. «Una casa con niños es una casa alegre y dinámica», puntualiza Esther Maza, su mujer. Los seís se desplazaron ayer desde Barakaldo para acudir a la 21 edición de la Jornada Familiar Solidaria que la Federación de Familias Numerosas de Euskadi, Hirukide, organizó en el parque de Doña Casilda en Bilbao.
Y si en casa de los González Maza la disciplina es fundamental, en el hogar de Miguel Urrutia esta va, necesariamente, acompañada de mucha paciencia. Son 8, el matrimonio y 6 hijos de edades comprendidas entre los 10 años y los 7 meses por lo que su día a día está dividido en turnos. «Todos son todavía pequeños y, aunque las mayores ya son más independientes, aún necesitan supervisión», declaró el progenitor. A pesar del esfuerzo que supone una familia tan numerosa, este vecino de Bilbao afirma que «no la cambiaría por nada». Se siente afortunado de haber podido crear el hogar con el que siempre soñó porque es consciente de que «hay muchos factores que hacen difícil que una pareja pueda tener los hijos que quiera».
Reconoce que esta forma de vida no está exenta de sacrificios. «No podemos ir de vacaciones a ningún hotel porque no hay habitaciones tan grandes –dice–. Pero son cosas superficiales». Tanto es así que ni él ni su mujer, Lucía Fernández, descartan que pueda llegar el séptimo.
Quienes sí se han plantado ya son Josu Borregan y Leire Pérez, vecinos de Balmaseda. Con tres niñas de entre 8 y 2 años han decidido que ya tienen suficiente. Reconocen que se portan bien, aunque es inevitable que surja algún roce. El mando de la tele suele ser el detonante de algún que otro enfado entre las hermanas mayores, «siempre que voy a ver algo viene Naia y me lo quita», protesta Ane, la primogénita. Los celos suelen estar detrás de estas rencillas, «sobre todo entre la primera y la segunda», destaca la madre.
El alto precio del ocio
Pocos berrinches se vieron ayer en el parque de Doña Casilda. Los hinchables causaron furor entre los más pequeños que también pudieron aprender algunas claves de esgrima o entretenerse con juguetes de madera. El objetivo consistía en dar la oportunidad a las familias de pasar un día de ocio y diversión. «Uno de los principales problemas de las casas con muchos hijos es que cualquier plan se dispara de precio –admite Natalia Díez-Caballero, directora de Hirukide–. Nos gusta celebrar esta fiesta porque la pueden disfrutar todos los hogares». La responsable subrayó también que «se han conseguido ya muchas cosas, pero todavía queda camino». Una de las grandes asignaturas pendientes, según los padres, es la conciliación, que «a día de hoy no existe».
Las actividades estuvieron abiertas para todo tipo de familia, no solo las numerosas. Por Doña Casilda pasaron miles de personas. Una oportunidad que desde Hirukide quisieron aprovechar para dar visibilidad a diferentes ONG.