EL CORREO. 15 enero 2021.
Ahora que ya llevamos diez meses de pandemia, empezamos a digerir lo que ocurrió en marzo y abril, los meses duros del confinamiento, con los hospitales al límite. Para casi todo el mundo fueron días angustiosos, pero para las embarazadas, más. ¿Qué podía pasarles a ellas y a sus hijos si se contagiaban?
Leire Ordax, matrona en Txagorritxu, relata cómo vivió las semanas previas al nacimiento de Asier, su cuarto hijo, cuando se encontraba en la recta final de su embarazo. «Estuve 42 días sin salir a la calle para nada», relata.
Ella misma se hacía sus controles, vigilaba la frecuencia cardiaca de Asier y hasta se extraía la sangre para las analíticas y se lo contaba por teléfono a su compañera matrona. En lo peor de la cuarentena, en abril, Leire pensó en que el parto podía adelantarse como ya le había ocurrido antes y que podría ser rápido y sin tiempo para acudir a Txagorritxu. «Llegue a pensar que tal y como estaban las cosas tendría que parir en casa y por si acaso cogí material e incluso le enseñé a Jorge (el padre) lo que tendría que hacer».
No fue necesario. El 8 de mayo nació Asier en Txagorritxu sin problemas, feliz y rodeado de padres y matronas con mascarillas. «Hay cosas que ahora piensas… Llegas con las contracciones y el dolor y sin darte cuenta te están metiendo un palito por la nariz para hacerte la PCR», recuerda. «Sólo podía ir yo a las ecografías. Un momento tan especial y sin tu pareja al lado».
Apenas pasó 24 horas en el hospital y ¡sin visitas! Si la madre y el pequeño se encuentran bien, se aceleran las altas para que pasen el menor tiempo posible allí. Asier se lo pasa en grande con sus hermanos Nerea y Markel (Mikel ya no está con ellos) y como todos los pequeños nacidos en la pandemia sabe perfectamente cuando alguien le sonríe o le hace cucamonas tras la mascarilla. «Es triste que los abuelos y los tías no puedan abrazarle y disfrutar de él como con los otros. Yo creo que es la parte más amarga de todo esto, La buena es que sus hermanos han estado con él cada momento desde que nació».
Leire lleva un diario del primer año de cada hijo. «La primera foto con él, con mascarilla; las de las visitas también…» Ahora los Roa-Ordax son familia numerosa y socios de Hirukide. «No nos podemos juntar más de seis. ¿ Y si estamos con los abuelos, ¿qué hacemos? ¿que venga uno y otro no?», reflexiona.