EL DIARIO VASCO. 11 ene 2020.
Las bajas laborales de profesores y la decisión de no realizar pruebas a los compañeros de un positivo tensionan el arranque del curso.
Las más de 800 bajas laborales de profesores –cuatro veces más que hace un año– y el nuevo protocolo que elimina las cuarentenas y los rastreos han tensionado el arranque del curso escolar tras las vacaciones de Navidad. Las familias tienen un nuevo quebradero de cabeza: qué hacer si un compañero del aula es positivo. El nuevo protocolo de Osakidetza marca que solo hará pruebas a los alumnos que tengan algún tipo de enfermedad. A los demás, sus familiares deberán vigilar su sintomatología y avisar para hacer una prueba si presentan síntomas. «Ante la duda de si tu hijo es asintomático nos vemos obligados a hacer un test de antígenos», remarca Natalia Diez-Caballero, directora de Hirukide, la federación de familias numerosas de Euskadi. «Y eso, según el número de hijos que se tenga puede suponer un buen presupuesto, tal y como están las cosas», reconoce.
Desde Hirukide solicitan «al menos» algún tipo de control. Diez-Caballero entiende «la difícil situación» por la que atraviesa Osakidetza. «Pero pasamos del todo a la nada», apunta. «Como mínimo deberían hacer a coste cero los test de antígenos en las farmacias a los contactos estrechos del estudiante positivo», manifiesta. «Esto no es una gripe, sigue siendo un virus muy peligroso», añade. «No es de recibo. Al final se deja en manos de las familias el seguimiento de los niños con el coste que supone, añadido al de las mascarillas. Hay familias que no podrán permitírselo, con la incertidumbre que supone durante esos diez días convivir con abuelos y otros familiares», explica. Además incide en la correcta realización de las pruebas. «No es tan sencillo, no sabes si lo estás haciendo bien, si hay que hacerlo a los dos o tres días del contacto, todo son dudas que nadie aclara». A partir de ahora el cierre de las aulas será determinado por Salud, que «ha establecido que sea la red de vigilancia, dependiendo del momento y la situación de cada centro, la que decida cerrar un aula o no», comentó ayer el consejero de Educación, Jokin Bildarratz, sin concretar mucho más. En diciembre, con un caso positivo en Infantil y Primaria, todos los alumnos se iban a casa a la espera de un test de saliva.
Además, Educación tuvo ayer que suplir la baja de 800 profesores de la red pública, según destacó Bildarratz en Radio Euskadi, quien reconocía no tener datos de la red concertada. En total, en Euskadi hay 38.000 profesionales. El número de bajas laborales con respecto al mismo periodo del año anterior, también en pandemia, se ha cuadriplicado. En enero de 2021 se tuvo que sustituir a 212 profesores. Si la vuelta de las navidades del año pasado fue uno de los momentos más complicados desde el inicio de la pandemia, el arranque de 2022 es más difícil todavía con la presencia de ómicron.