Ponente de nuestro 7º Congreso, director del SIIS centro de comunicación y Estudios de la Fundación Eguia Careaga, es autor de numerosos estudios sobre pobreza y exclusión social, dependencia, envejecimiento y políticas familiares.
«Yo creo que una clave son loas políticas de familia, pero sobre todo, las políticas orientadas a prevenir, reducir y a evitar la desigualdad entre los niños”
¿Considera necesario un foro de reflexión sobre las políticas de familia en Euskadi?
Sí, me parece que hacen falta foros de reflexión. Foros en los que se sepa bien lo que se está haciendo en otros países, qué impacto tiene, qué coste tienen, cómo se está haciendo. En los que hablar más allá de la familia en general y se conozcan bien las políticas que se están haciendo en otros países, qué impacto pueden tener, no solo en la natalidad, sino también en la igualdad entre unos niños y otros
Porque, ¿nos podemos o debemos consolar con lo que tenemos? ¿Crees que nos debemos consolar con nuestras políticas de familia?
No, yo creo que no nos deberíamos consolar, porque las políticas sociales son probablemente las políticas más débiles de Euskadi. En Euskadi tenemos unas políticas educativas, de garantías de ingresos, sanitarias, de servicios sociales potentes y sólidas, que han aguantado bastante bien la crisis. Pero ya desde antes de la crisis, donde teníamos una mayor distancia con otros países de Europa es en el apoyo a las familias; en especial el apoyo económico a las familias. Entonces no creo que nos debamos consolar, porque es donde más obvia es la insuficiencia y donde más clara es la necesidad de apostar por políticas distintas y, sobre todo, más sólidas.
Y puestos a mejorar, ¿por dónde empezaría?
Yo creo que lo prioritario, en términos concretos, seria canalizar las políticas de apoyo económico. Y es que es en las prestaciones familiares donde la distancia con otros países es más importante. Salvo en algunos países del sur, todos los países de Europa tienen un sistema de prestaciones mucho más sólido que el nuestro. El nuestro es pequeño, escaso y además está orientado a conciliación, esto es, a personas que generalmente son mujeres y que dejan de trabajar.
No tendría por qué ser muchísimo gasto, porque hay una parte de las políticas que ya se están haciendo y tienen importancia en términos de pobreza infantil, en términos de aliviar aunque sea algo las dificultades de muchas familias con hijos
Gracias a la red de seguridad que hemos creado con la renta de garantía de ingresos, ¿quedan ocultas las ausencias de otras políticas?
Yo no creo que queden ocultas. La RGI hace un papel excelente y ha prevenido la pobreza. De hecho, dentro del mundo de los servicios sociales, la principal política de apoyo a las familias, dejando de margen la educación y la sanidad, ha sido la RGI. Actúa como política familiar y palia o remedia en una pequeña parte el hecho de que no existan políticas familiares más potentes.
El problema con las políticas de familia es que muchas personas ni siquiera son conscientes de que esas políticas deben existir. De la misma manera que hace muchos años a nadie se le pasaba por la cabeza que la educación era una responsabilidad pública y que todos los niños tenían derecho a una escolarización gratuita. Y con la sanidad igual, el que la podía pagar la pagaba y el que no, iba a la beneficencia o se moría. Es un problema de qué piensan las personas o qué piensan las familias que son sus derechos. Y ese apoyo económico y de otros tipos en las familias no lo tenemos asumido todavía como un derecho y seguimos pensando que es una responsabilidad individual. Eso no lo tenemos tan claro y eso es lo que oculta la debilidad o lo que hace que la debilidad de las políticas de familia no se vean, que muchas personas no tienen muy claro y no lo demandan como un derecho que se ayude a los padres y madres a criar a sus hijos.
Por lo tanto, ¿las políticas sociales vascas no están orientadas a las familias y a la infancia?
No. Aunque es verdad y es importante decir que si tenemos en cuenta la sanidad y la educación, desde ese punto de vista es evidente que si. Porque si hay una política social, en sentido amplio, potente que beneficie nuestras vidas es la educación.
Pero si pensamos un poco más en lo que es el sistema de prestaciones económicas y de garantías de ingresos y un poco de servicios sociales, en la atención a la dependencia; esto es, si salimos un poco de los sistemas clásicos de sanidad y educación, esos no están tan enfocados a la familia. Es evidente cuando analizamos el gasto que no están enfocados fundamentalmente a las familias con niños pequeños y con jóvenes, porque tenemos un sistema de protección social que está más orientado a los mayores y las personas que han hecho una trayectoria laboral larga. Y tiene una menor capacidad de proteger a las familias con niños, y eso no es así en todos los países, porque hay países que tienen estados de bienestar más equilibrados desde ese punto de vista generacional. Si en la media de Europa de todo lo que se gasta en protección social dedica el 8 o el 10% a familia, nosotros dedicamos el 2 o el 3%.
¿Y, como podemos conseguir una sociedad más inclusiva con las familias con hijos/as, con las parejas que deciden tener hijo/as?
Yo creo que una clave son las políticas de familia, pero sobre todo, las políticas orientadas a prevenir, reducir y a evitar la desigualdad entre los niños. Todas las familias con hijos tienen una presión de gasto y una situación en la que por término medio están peor que las familias que ya tienen hijos crecidos o que no tienen hijos, pero también dentro de las familias con hijos la desigualdad social es muy importante. Y el problema está en que los niños pobres o con menos recursos lo van pagando toda su vida.
Por tanto, para que haya una sociedad inclusiva lo principal a medio y largo plazo es reducir la pobreza infantil y la desigualdad que hay entre los niños. Estamos hablando que hay niños que tienen muchísimas oportunidades o posibilidades, no porque sean más listos sino porque han nacido en una familia, y hay otros niños que cualquier cosa les va a costar muchísimo más esfuerzo, porque han nacido en otra familia.
¿Qué papel cree que jugamos las familias con hijos en nuestra sociedad actual o en nuestro futuro?
Las familias con hijos juegan un papel importante porque realmente son ellas las que hacen la inversión… Lo hacen porque lo han elegido y tienen su recompensa personal, pero ellas invierten tiempo, esfuerzo y dinero en los que van a hacer la sociedad en unos pocos años, sus hijos.
El que haya gente viviendo en un país es bueno, porque sino el país deja de existir. Entonces si no se entiende ese papel de invertir, de proteger, de educar, de alimentar, de cuidar y si no se apoya eso, los países van envejeciendo y despoblándose. Si no se reconoce ese papel de las familias como personas que están haciendo un esfuerzo voluntario, pero que es para el beneficio de todos, eso se traduce al final, entre otras cosas, en unas bajísimas tasas de natalidad.
Y todas las medidas o políticas comentadas, ¿es posible articularlas sin un gran pacto de gobierno o de país?
No, yo creo que un pacto de país es fundamental. Un pacto a nivel de Euskadi, porque además tenemos muchas competencias en ese marco. No hay otro remedio que un pacto y una decisión política de reforzar las políticas de familia, especialmente contra la pobreza infantil y contra la desigualdad.
Hacer un pacto global en el que se impliquen todos los partidos y todas las instituciones; en el que se haga una estrategia general de apoyo a las familias en vivienda, en garantía de ingresos, en prestaciones económicas, en sanidad, en educación, en todos los ámbitos de las políticas. Reforzar el apoyo a las familias que están educando y criando a los hijos.
¿Y cree que llegaremos a ver algún día ese gran pacto?
A mí me parece un pacto lógico, y un pacto comprensible que todo el mundo lo apoyaría. Me parece un pacto relativamente sencillo. Desde un punto de vista ideológico yo creo que sería un pacto fácil de aplicar, de entender y fácil de explicar. Aunque cambiar las políticas de gasto y las orientaciones de las administraciones no se hace de un día para otro, porque son políticas, orientaciones y casi filosofías que se van sedimentando con los años y de repente cambia una orientación y mentalidad, pues no es tan sencillo.