Emilio Calatayud

Emilio Calatayud

Abogado, escritor, magistrado español y juez de menores de Granada

Emilio Calatayud, Juez de Menores de Granada, donde más del 70% de los chavales a los que ha sentenciado ha dejado de quebrantar la ley, debe su popularidad a la peculiaridad de las más de 12.000 sentencias que ha impuesto y a su experta visión sobre la educación. Para él, la injusticia social o la falta de educación ‘destruye’ a muchos jóvenes. Por eso, propone “más formación y oportunidades en lugar de internamientos”, y le pide a los padres que se responsabilicen de sus hijos y que tengan claro que éstos “no sólo tienen derechos”.

«Mientras el Juez de Menores sea el menor de los jueces, el Maestro sea el menor de los catedráticos y el Político de Menores sea el menor de lo políticos, así nos va»

«Hemos pasado a ser esclavos de nuestros padres a ser esclavos de nuestros hijos»

20 años ejerciendo como Juez de Menores, le dan la autoridad suficiente como para indicarnos cómo está la situación hoy en día…

Yo creo que estamos en un momento muy delicado, y aunque los políticos hablen de que es necesario un pacto por la educación, yo creo que lo que haría falta realmente es un pacto por el menor, porque aparte de la educación también afectan otras muchas cosas. Todos somos responsables en el tratamiento de los menores y por eso yo defiendo que hace falta este pacto. Los padres, las autoridades, los ciudadanos, los profesionales, todos somos responsables.

¿Y por dónde comenzar?

Tenemos que empezar por la base de la sociedad, yo sigo pensando que la base de la sociedad es la familia; aunque cambie la estructura, la base sigue siendo la familia. Entonces el problema está en los padres, que es muy complicado esto de ser padre.

Ya, pero el problema con el que nos encontramos muchos padres es que las bases y pautas según las que fuimos educados, están totalmente puestas en entredicho…

Yo siempre digo que soy preconstitucional, yo tengo 53 años y creo que antes era mucho más fácil ser padre que ahora. Cuando era pequeño llegaba tu padre y te decía ‘a las 10 aquí’ y a las 10 estabas. ¿Quién va a discutir a un padre? Pero con la llegada de la transición, la democracia, el estado de bienestar y de ciertos psicólogos y sociólogos que empezaron a decir que no se puede ejercer la paternidad así ‘porque lo digo yo’, que hay que dialogar,  hay que razonar y argumentar, y como aquí no tenemos término medio, empezamos a razonar, argumentar, a ser amigos de nuestros hijos y al final nos hemos convertido en colegas de nuestros hijos. Y yo digo que ni soy amigo de mis hijos, ni soy colega de mis hijos; yo soy su padre, porque si yo me convierto en amigo de mis hijos, les estoy dejando huérfanos y no es plan.

¿Y qué hacemos los padres?

No es bueno ni un extremo ni el otro, tenemos que buscar un término medio. Hemos pasado de a las 10 en casa porque lo dice el padre, a las 2 sale de casa por que lo dice el hijo; total que somos la generación perdida. Hemos pasado a ser esclavos de nuestros padres a ser esclavos de nuestros hijos.

Yo siempre recomiendo las Escuelas de Padres y digo que bastante bien salen algunos chavales para los padres que tienen… porque hay que ver qué padres tienen algunos. Hay que fomentar, educar y enseñar a decirles que no. Hay que buscar el término medio entre el padre preconstitucional y el post-constitucional.

Y según esto, ¿qué nos puede decir del respeto y autoridad moral en las aulas?

Estamos igual. Hemos pasado de ‘Todos en pie, recia la fila, escuadra en mano, palmetas hacia arriba que llega Don José’, a que ahora no llega ni Don José, ni José, ni Pepe. Ahora llega Pepiño, y como llega Pepiño somos todos colegas, y somos todos iguales y quitamos la tarima porque como todos somos iguales. Pues no. No somos todos iguales, y lo mismo que yo no soy amigo de mis hijos, el profesor no es amigo de los alumnos.

Y no hay que dictar leyes que digan que el profesor es una autoridad pública. Los primeros que fallamos somos los padres que hemos invertido la carga de la prueba. Cuando yo era pequeño llegaba a casa diciendo ‘que me ha pegado el maestro’ y automáticamente te daban dos más y ‘algo habrás hecho’: presunción de culpabilidad. Ahora no, ahora llega el niño ‘que me han expulsado de clase’ e inmediatamente cogen los padres de la mano al niño y van en busca y captura del profesor que ha tenido la osadía de expulsar al niño de clase. Y así están los profesores: desanimados y sin autoridad.

En nuestro pasado congreso se debatió sobre la importancia de saber transmitir a los niños que hay obligaciones, pautas y normas que cumplir…

Sí, hoy en día se habla mucho de los derechos de los menores y está muy bien, pero igualmente tienen obligaciones, y no solo morales, sino legales que están en el Código Civil. Y es la de obedecer y respetar a sus padres y contribuir con las cargas familiares, esto es, echar una mano en casa, hacer los deberes, cuidar de sus hermanos, etc., no solo a la cuestión económica. Los menores no son los reyes de la casa, tienen derechos pero también tienen deberes. Los menores, son menores pero no tontos y al transmitirse la idea de sus derechos lo que han hecho es abusar de ellos y no asumir sus deberes porque no ha interesado transmitir que los menores tienen deberes. El verdadero proceso educativo es un equilibrio entre derechos y deberes.

Sus sentencias suelen ser las que muchos padres impondrían a sus hijos después de un largo fin de semana o al recibir las notas…

Podría ser; yo  utilizo mucho las medidas de temporada, ahora me llegan las inundaciones de Almuñécar y Motril, pues a limpiar todas las inundaciones. Y a las niñas esas que les gusta coger cosas de Zara, como ahora empieza la campaña de Navidad, pues 200 horas empaquetando juguetes para los niños pobres, te vas a poner muy guapa en los grandes almacenes, pero 200 horas vas a estar empaquetando. ¿Te gusta robar? pues banco de alimentos. ¿Te gustan las motos? pues ahora vas a estar  con los tetrapléjicos para que veas las consecuencias de las motos. ¿Te gustan los coches? pues me vas a limpiar todas las ambulancias de la Cruz Roja, ¿Te gusta el fuego? pues con los Bomberos.

A las tradicionales preocupaciones de los padres, se suman ahora Internet, los teléfonos móviles y demás tecnologías que dominan nuestros hijos y de las cuales nos mantienen al margen.

Sí, y en Navidades además se dispara el consumo de móviles. Y los móviles de última generación, que valen para todo menos para hablar por teléfono: Internet, fotos, video… de todo menos para hablar por teléfono. Pasa lo mismo con Internet ‘ponme Internet, ponme Internet, ponme Internet’, cuando un  niño no debería ni tener televisión en su cuarto y si el chaval tiene ordenador, debe ser un ordenador “tonto” de ‘cortar-pegar-guardar como’, e Internet debe estar en el salón de la casa. Debemos saber que pueden servir como un instrumento para la comisión de hechos delictivos (grabación de imágenes para ser colgadas en la red después). Y son delitos que atentan contra la intimidad  y el honor de las personas, así como la coacción, amenazas y demás. Y ahora mismo uno de los delitos por el que más gente estamos sentados en el banquillo son delitos contra la intimidad, el honor, etc.

El fiscal tendría que actuar en casos de series de televisión como Física y Química.

Si, sí. Yo creo que el Fiscal tendría que actuar en los intereses del menor que pueden verse afectados por esas series y otras del estilo que  lanzan mensajes que atentan contra los derechos de los menores. Nos quieren cambiar a  la juventud creando una realidad que no existe. Y cuando estos intereses se vulneran deberían actuar el Fiscal del Estado con más contundencia

Y nuestros gobernantes, ¿por dónde deberían empezar?

Por promover un auténtico pacto por el menor ya que uno de los problemas que tiene este país es que mientras el Juez de Menores sea el menor de los jueces, el Maestro sea el menor de los catedráticos y el Político de Menores sea el menor de lo políticos, así nos va. Hay que potenciar a todos aquellos que trabajan con los menores. Insisto en que esto es un compromiso de todos.

Hirukide-947