EL CORREO. Los criterios de admisión de Educación obligan a una familia numerosa a llevar a cada uno de sus tres hijos a un destino escolar diferente
Aimar tiene ocho años y estudia en Ikasbidea (Durana). Unax acude al aulario de dos años de este mismo centro, pero que está ubicado en el antiguo preescolar de Izarra, en la calle Los Astrónomos de Vitoria, ante la falta de espacio de la ikastola. Y Ander sólo tiene tres meses y le acaban de admitir en la haurreskola de Henrike Knörr, en Salburua. Los tres son hermanos. «Esta situación es injusta y no puedo más que sentir rabia ante la explicación que me dan en el Consorcio Haurreskolak para justificarla. Esto nos complica muchísimo la vida y hace realmente difícil conciliar la vida laboral y familiar», afirma la madre, Aitziber de Latorre, que acude a diario a su trabajo a Laguardia, mientras el padre se traslada a Oñati.
Para evitar llegar a esta situación, Aitziber inscribió al bebé en la haurreskola Izarra. Lo hizo pensando en que esta escuela infantil y el aulario de Ikasbidea comparten edificio, en el barrio de Santa Lucía. Aprovechando esta circunstancia, podría tener a sus dos hijos menores juntos, sólo que uno accedería por la calle Los Astrónomos y el otro, por Vicente Aleixandre. «Eché la solicitud para que entrara en diciembre. Yo sabía que había una plaza libre, pero hace unos días me dijeron que me han concedido una en Henrike Knörr», relata. No ha logrado los puntos necesarios para hacerse con esa anhelada vacante. No le puntúa, por ejemplo, tener otro hijo bajo el mismo techo escolar porque aducen que son centros diferentes. No cuenta tampoco que viven en Durana, donde no existe el servicio de salas-cuna.
«En el Consorcio Haurreskolak entienden que mi caso es una excepcionalidad pero dicen que no pueden hacer una excepción», afirma De Latorre. Así que como su segunda opción era la escuela infantil Henrike Knörr, allí le han ofrecido una plaza para el pequeño Ander.
La Federación de Asociaciones de Familias Numerosas de Euskadi Hirukide ha decidido plantear este caso en el Ayuntamiento de Vitoria y lograr su ayuda para que se consiga conveniar el aulario de dos años de la ikastola Ikasbidea con la haurreskola Izarra. Pese a que ambos centros educativos pertenecen a la red del Gobierno vasco, «reclamamos la sensibilidad de la concejala de Educación para que intente que ambos hermanos puedan ir juntos. No se trata de quitar la plaza a nadie, sino de mirar la situación familiar de unas personas a las que se les está trastocando la vida», afirma Natalia Díez-Caballero, directora de Hirukide. Es más, recalca que Aitziber ni ha disfrutado de su baja de maternidad «porque le salió el trabajo cuando el niño tenía dos meses. Es incomprensible que no se haga la vida más fácil a estas familias».
Al trabajo a Laguardia
Aitziber de Latorre ya ha empezado a organizar el cronograma que regirá su vida a partir del 17 de diciembre, cuando empiece Ander en la haurreskola Henrike Knörr. Saldrá de su casa de Durana para dejar primero al hijo mayor en la ikastola a las 7.45 horas. Luego, llevará al bebé a la escuela infantil de la calle Helsinki para poder estar a las 8.00 con Unax en el aulario de Ikasbidea, en Los Astrónomos. «Pero, claro, a los más pequeños no les dejas en la puerta. Entras con ellos, les quitas la chaqueta, hablas con el profesor…». Después, Aitziber se pondrá de nuevo al volante para dirigirse al trabajo, en Laguardia. «Mi marido trabaja en Oñati y viaja al extranjero frecuentemente, con lo que yo me encargo de llevar a los niños».
Por la tarde, una cuidadora recogerá a sus hijos más pequeños en Vitoria, a las 16.00 a uno y a las 16.10 a otro. «Y aquí me ponen otra pega, me dicen que el bebé no puede estar más de ocho horas en la haurreskola. ¿Se creerán que lo hago a propósito? Lo hago muy a mi pesar, que soy su madre. Pero no me queda otro remedio», afirma al tiempo que adelanta que tendrá que volver a tratar este asunto con el Consorcio.