La cancelación de colonias agrava las dificultades para conciliar de las familias

La cancelación de colonias agrava las dificultades para conciliar de las familias

EL CORREO. 16 MAYO 20.

La reincorporación paulatina al trabajo choca con el temor a dejar a los niños con los abuelos y la ausencia de clases y campamentos. 

El diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria, anunció ayer que, este verano, no habrá udalekus forales porque no se pueden «realizar las pernoctaciones» en los centros en las mismas condiciones que «otros años». Los 1.300 menores que participaban no contarán con esta opción, y tampoco con los campamentos de la BBK, que avanzó que las colonias en Urdaibai Zentroa quedan suspendidas porque su celebración es «incompatible con el cuidado de la salud de los niños». Algunos ayuntamientos, además, siguiendo la recomendación de la Asociación de Municipios Vascos, Eudel, están empezando a cancelar las colonias urbanas. Entonces, ¿qué hacemos con los niños? Los padres de los cerca de 300.000 menores de 14 años que residen en Euskadi buscan una respuesta a esa pregunta. Han sido dos meses de conciliación imposible, y quedan cuatro hasta que, si todo va bien, los más pequeños regresen a las aulas. Pero la situación se complica. Los adultos se reincorporarán de forma progresiva a sus trabajos y los niños seguirán en casa, sin que los abuelos, personas de riesgo, puedan cuidar de ellos.

Natalia Diez-Caballero, directora de Hirukide, la federación vasca de familias numerosas, advierte que «la situación es ya insostenible»; abordar este problema «no se puede dilatar más en el tiempo». De la misma opinión es Roberto San Salvador del Valle, investigador de cambios sociales y urbanos. El catedrático de la Universidad de Deusto subraya que «si queremos que los adultos vayan a los lugares de trabajo, deben tener opciones para sus hijos». Si no se ofrecen soluciones, «puede que la ciudadanía haga cosas que estén mal, como mover a los críos de una casa a otra poniendo en riesgo a todos».

En esta nueva etapa, la incorporación al trabajo presencial irá en aumento. Hasta ahora, con «gran esfuerzo», se ha podido salir adelante gracias al teletrabajo, aplicado en mayor o menor medida, según la firma de recursos humanos Randstad, en el 61,6% de las compañías españolas. Esos progenitores, a la vez que trabajan, están pendientes de los niños en casa y les ayudan en unas clases que han revelado profundas carencias de la educación on line. Lo hacen sorteando dificultades como hacer turnos para utilizar los ordenadores o acabando sus tareas laborales a horas intempestivas. Por no hablar del estrés.

Las empresas, según Hirukide, tienen mucho que aportar, como sistemas mixtos con trabajo presencial y en remoto, flexibilidad horaria, jornadas intensivas… La aplicación de ERTEs ha ayudado a la conciliación, pero ha supuesto que casi la mitad de las familias –de acuerdo a una encuesta de la federación– estén «afectadas muy negativamente en términos económicos».

Contratar cuidadores

Diez-Caballero echa en falta mayor acompañamiento institucional: «No se puede estar improvisando». Y el martes, en la Mesa de Diálogo Civil del Tercer Sector Social de Euskadi, trasladó al lehendakari las necesidades de las familias. Celebra que, por ejemplo, se dupliquen las aportaciones económicas para las reducciones de jornada y excedencias para el cuidado de los menores, pero puntualiza que son ayudas que se cobran a posteriori, y que los hogares «de rentas medias» no pueden permitirse que uno de los dos miembros de la pareja no tenga ingresos.

Tampoco está al alcance de cualquiera la contratación de una persona cuidadora. Las ayudas retributivas, anteriores a la pandemia, son para padres de niños menores de 3 años, una edad que consideran que debe elevarse hasta «los 12 o los 14».