Arantza Quiroga

Arantza Quiroga

Abogada, ex política, ex presidenta del parlamento vasco y madre de familia numerosa

Madre de cuatro niños y una de las mujeres con la agenda más apretada de Euskadi desde hace año y medio, Arantza Quiroga nos cuenta cómo es capaz de compaginar su vida laboral con la familiar y qué inquietudes tiene como madre de familia numerosa, socia de Hirukide y Presidenta del Parlamento Vasco.

«A las mujeres creo que nos han puesto el listón tan alto que yo no sé cómo vamos a sobrevivir a esta etapa»

«Admiro a esos matrimonios con hijos pero sin familia alrededor con la que podar contar»

«Cuando Antonio Basagoiti me propuso ser candidata, yo le dije si era consciente de que tenía cuatro hijos, una familia y de que esa es mi prioridad»

Año y medio como Presidenta del Parlamento Vasco, ¿qué balance realizaría sobre este periodo?

Las palabras que lo definen creo que podrían ser… mucha actividad. No he parado ni un minuto. Yo pensaba que el Parlamento conllevaba una actividad diaria que yo ya conocía como parlamentaria, pero hay una segunda parte de representación institucional que no conocía tanto y que, además, se ha visto superada quizá por la novedad de todo el pacto.

Como madres y padres de familia numerosa, muchos pensamos ¿Cómo hará para «arreglárselas»?

Como cualquier otra familia, haciendo el pino, con muchísima ayuda y sabiendo que tu prioridad es tu familia y por tanto, hay veces en las que hay que saber cerrar la persiana en el trabajo y decir que no se puede. Hay que saber que la prioridad es la familia porque el día que yo deje de ser Presidenta del Parlamento, mi familia va a seguir estando ahí y lo que no puedo sentir es que ha pasado un «obús» por encima de la familia, debido al cargo que ostento.

Y esas prioridades, ¿han chocado alguna vez?

Sí. Hay momentos en los que tú quieres que las cosas terminen a una hora para poder dedicar el resto del tiempo a tu familia, pero ves que no puede ser así. En muchas ocasiones, porque la sociedad está organizada de esta manera. Por mucho que tú no quieras que haya un acto a partir de las siete de la tarde, pues resulta que los hay y existen cenas, viajes… Aunque, es verdad que yo hago todo lo posible para poder estar en casa. En los viajes procuro cogerme lo justo; ahora nos vamos a Trento y en vez de salir como otros parlamentarios el sábado para llegar con calma y visitar la ciudad, lo haré el domingo a última hora, porque mi prioridad ahora no es visitar Trento. Mi prioridad es hacer bien mi trabajo y dedicarle el tiempo que le corresponde, pero también mi familia.

Y cuando le comunicaron oficialmente que era la candidata elegida, ¿cuánto pesó en su decisión de aceptar o no, el hecho de tener cuatro hijos?

Mucho, mucho… De hecho cuando Antonio Basagoiti me propuso ser candidata yo le dije si era consciente de que tenía cuatro hijos, una familia y de que esa es mi prioridad. Y entonces me dijo que sí, pero que también sabía que el tiempo que dedicara al trabajo iba a ser al 100% porque lo tenía más limitado. Por tanto, para él no supuso ningún problema. Para mí si iba a ser un problema, eso lo tenía muy claro. De hecho yo pensaba que no iba a entrar en las quinielas precisamente por esto, por vivir en Irun, por tener cuatro hijos… en fin, por tener una serie de cargas familiares que otros compañeros míos no tenían.

¿Y le ha cambiado mucho la vida en este tiempo?

Sí. Más de lo que pensaba… porque la actividad ha sido frenética. Todo el tiempo que he podido he estado en casa y es lo que me planteo cada día, pero al final la agenda te va llevando porque, por mucho que tú quieras, tienes una responsabilidad y entonces o estás o no estás. Pero bueno, esta es la conversación que tuve con mi marido desde el primer momento y le dije que esto iba a pasar porque además, a los dos nos pilló en un momento en el que nuestras carreras profesionales te piden más y de repente nos vino todo a la vez.

Y a su familia, ¿les costó mucho a adaptar sus vidas a sus nuevas obligaciones como Presidenta del Parlamento Vasco? Imaginamos que su marido será un gran apoyo.

Mi marido y mi familia. Mis padres son el «pibote». Cada vez que mi marido y yo tenemos que viajar, mis hijos saben que están sus abuelos ahí y eso les da mucha seguridad. Es así como funcionamos en mi casa. Por eso, yo admiro a esos matrimonios con hijos pero sin familia alrededor con la que podar contar.

Sí, porque muchas veces la gente puede pensar que el problema de la conciliación depende más del puesto laboral que uno tenga, de las facilidades económicas y demás… y no tanto de la familia…

Pero es que no es una cuestión de dinero. Tú puedes resolver una parte de los problemas con dinero, como por ejemplo, que tu casa esté limpia, que la comida esté hecha, etc…. Pero hay otra parte que no se resuelve con dinero, como el hecho de que tu hijo se ha pelado con otro niño, que si no ha hecho los deberes… porque además los niños no están dispuestos a hablar cuando tú quieres. Mis hijos cuando llego a casa no siempre están dispuestos a contarme «de pe a pa» todo lo que han hecho durante el día. Están mudos. Pero de repente en el desayuno cuando estoy a punto de irme uno me dice «pues ayer me pasó…» y claro, ya no puedo irme, me tengo que quedar porque me está hablando.

Y con cuatro hijos, ¿siente esa culpabilidad propia de madres o padres trabajadores que creen que están «descuidando» a su familia?

Todos los días… Sí, porque hay semanas en las que todo va bien y está organizado pero hay otras semanas en las que se desequilibra todo y ahí aparece el sentimiento de culpa, no te sientes una buena madre…

… Pero ese sentimiento también es fruto de la responsabilidad personal de uno.

Lo que pasa que hay cosas que no traen consecuencias negativas si las haces antes o después, pero cuando se trata de solucionar cosas relacionadas con tus hijos, la cosa cambia, pues te entra mucha responsabilidad. Además, ahora como en el mundo hay tanto psicólogo que dice «es que este niño hace estas cosas porque en su día su madre no estaba en primera fila en la obra del colegio, etc.», pues claro, te entra más responsabilidad todavía.

Sobre todo a las mujeres creo que nos han puesto el listón tan alto que yo no sé cómo vamos a sobrevivir a esta etapa. Además, es que esto lo he hablado con mujeres de diferente ideología, muy distintas a mí y todas coincidimos en lo mismo: queremos hacer todo, nos exigen más que a los hombres, porque los rolles aun están muy definidos, y aunque cada vez los hombres participan más, la verdad es que ahora mismo la carga la afrontamos las mujeres.

Hablando de este tema, ¿por qué cree que es tan difícil hacer entender a algunas instituciones la importancia que tiene para toda la sociedad la conciliación laboral y familiar?

Creo que es porque no está dentro de sus prioridades, en lo que se llama la «agenda política». Y da mucho vértigo porque parece que si uno apoya la familia pues está planteando unos conceptos ya pasados de moda o no muy progresistas, cuando en otros países han visto tan claro que tienen que apostar por ella, sobre todo desde el punto de vista de la natalidad. Ya sea un gobierno de izquierdas o de derechas… lo tienen muy claro. Aquí hay mucho complejo con esto y el problema es que no está en la agenda, no solo en la de los políticos, sino en la de los sindicatos.

¿Y ahora con la crisis económica es momento de reivindicar estos temas?

Sí y yo creo incluso que esta situación de crisis que hay hoy y que está haciendo que todos nos replanteemos nuestros sistemas productivos, puede ser una gran oportunidad para abordar todos estos temas. Va a ser el momento en que tengamos que trabajar como lo hacen el resto de europeos, con los mismos horarios. Que no exijan tener que trabajar estando sentado en la silla porque no sirve de nada, en que se equiparen los horarios laborales y escolares…

Hace falta un revulsivo, que puede ser esta crisis, que haga que nos lo replanteemos. Aunque va a costar, cada uno debemos ser los que lo reivindiquemos en nuestro ámbito y yo la primera. Hay temas sobre los que se debe seguir trabajando, como la productividad, la conciliación, el concepto del feminismo y el papel de la mujer, que no tiene nada que ver con el de hace años. Estos son conceptos que están por encima de ideologías y que, cuando se los he planteado a mujeres de distinto signo y profesión responden muy bien y estamos de acuerdo. No podemos pensar que ya hemos logrado todo con tener gobiernos paritarios…, pero para que esa mujer esté ahí, ¿tú sabes todo lo que tiene que hacer? La foto fija o la foto final es lo más fácil, pero realmente hay que llegar ahí y haber puesto todos los medios. Y en esto no eximo a nadie, es cosa de todos los partidos.

Desde el propio Parlamento Vasco, usted habrá participado en la nueva Ley de Apoyo a las Familias ¿Cree que es suficiente? ¿Cree que es un comienzo, qué debemos esperar de ella?

La nueva ley creo que se va a quedar obsoleta y espero que cuanto antes mejor. Porque el apoyo a la familia es más que un primer artículo…, en que no sé cuánto tiempo estuvimos debatiendo qué era la familia. A la hora de crear una ley, la ideología se mete absolutamente en todo y creo que en este caso no debería ser así. ¿Apoyas a la familia? Sí, pues vamos a ver qué medios ponemos para apoyar a la familia y que no sea sólo el apoyo económico, aunque ahora mismo es lo más fácil. Hay otros temas en los que no se está entrando y ese es el gran reto. Ahora vamos a ver cuánto se desarrolla.

Y como madre de familia numerosa, ¿qué medidas o ayudas por parte de nuestras instituciones echa de menos?

Primero, poner en valor lo que son las familias numerosas. Creo que no se ha puesto en valor suficientemente. Y luego lo que echo de menos son esas ayudas que no sean dirigidas hacia un punto económico, sino ayudas o facilidades en un ámbito más global. Si tú cambias el chip o concepto de lo que supone para ti la familia, de la importancia de las familias con hijos… todo lo demás te viene dado. Tú vas a poner todos los medios para proteger y atender a las familias, desde un punto de vista fiscal, educativo, etc. Y esto lo estamos viendo con otros aspectos, como cuando quieres proteger a las mujeres que sufren violencia de género, lo hacemos con leyes transversales, que sean de verdad.

Y ¿por qué cree que es tan difícil hacer entender la aportación que estamos haciendo las familias numerosas a nuestra sociedad?

Pues porque la familia siempre esta ahí y no protesta; y aquí, como se suele decir, el que no llora no mama… Como las familias son esa red social que siempre está ahí, en todas las dificultades que se te presentan y como no se va a acabar con la institución de la familia, pues ahí está y se sabe que siempre estará… y además, no se queja. A veces me da pena porque da la sensación de que los ciudadanos, las familias dicen «para qué voy a protestar sino me van a dar nada. Bastante tengo con tener un trabajo y poder pagar los impuestos y sacar a mi familia adelante… No espero nada de las Instituciones. No me dan, pero que no me quiten…», y eso es una pena.

Y como socia de Hirukide, ¿qué más cree que puede hacerse desde la asociación?

Creo que la asociación esta respondiendo a las demandas o inquietudes de las familias numerosas. Creo que desde Hirukide se ha hecho un trabajo muy importante, que es el de dar visibilidad a las familias numerosas, que se hable de ellas con naturalidad… Considero que ése es el mayor logro que se ha conseguido a través de la asociación.

Y ahora yo creo que son los mismos socios los que deberíamos implicarnos más a la hora de demandar las necesidades e inquietudes que se puedan canalizar a través de la asociación. Que se crean que se pueden hacer cosas y demandarlas.

Para finalizar, con cuatro hijos y todos chicos… ¿le quedan aún las ganas de tener una «Arantzita»?

¡Me encantaría! Tengo una sobrina que es maravillosa y yo creo que me ve la necesidad que tengo de niñas y no sabéis cómo es conmigo… Lo que pasa es que tampoco me planteo si es chico o chica; si es chica, pues fenomenal, pero bueno… yo estoy abierta a la vida y si Dios quiere, pues estupendo.

Hirukide-941