Mujeres de primera y de segunda

Mujeres de primera y de segunda

EL CORREO / EL DIARIO VASCO. 6 marzo 2021. 

El pasado 18 de febrero contemplamos con impotencia cómo el Congreso de los Diputados aprobaba con una exigua mayoría de cuatro votos el Real Decreto-ley 3/21. En él, se adoptan medidas para la reducción de la brecha de género y otras materias en los ámbitos de la Seguridad Social, aprobando un nuevo complemento de maternidad para las pensiones contributivas que comiencen a recibirla a partir de ahora. Una aprobación que se logró gracias al apoyo y abstención de varios grupos políticos, que prefirieron facilitarla, aunque fuera tapándose la nariz y señalando que no les agradaba hacerlo, antes que aflojar sus ataduras y compromisos políticos.

Quiero recordar este hecho en un día tan señalado como es el 8 de marzo, porque hoy muchos de estos partidos políticos darán un paso al frente para ponerse en primera línea en la defensa de las mujeres y sus derechos. Pero, por lo que hemos podido constatar, se ve que esa defensa y lucha no ampara por igual a todas ellas.

Y es que, con la aprobación de este nuevo complemento de maternidad, se ha realizado por primera vez un notable recorte en las pensiones a un gran número de futuros cotizantes. Pero se ve que esta flagrante discriminación ni ocupa ni preocupa a muchas de las entidades, agentes y organismos que velan por la igualdad y defensa de las mujeres. Parece ser que, si una mujer cobra más de mil euros en su pensión y tiene tres hijos o más, puede ser ignorada y le pueden recortar este suplemento entre un 10 y un 70% sin que prácticamente nadie ni sienta ni padezca. Este hecho es especialmente gravoso aquí en Euskadi, donde tenemos una de las mayores brechas de género en las pensiones y los hombres reciben de media un 50% más de pensión que las mujeres.

Ya que hablamos de discriminación, mención aparte requiere el hecho de que se vuelva a limitar este complemento a un tope de cuatro hijos. Las madres que hayan tenido más, no recibirán ningún suplemento en su pensión de jubilación, incapacidad permanente y viudedad por ese “exceso” de hijos; como si no hubieran tenido que cuidarlos, criarlos y atenderlos, al igual que al resto. ¿En qué cabeza cabe establecer un complemento por el cuidado y crianza de los hijos y poner un tope en el número de éstos?

El hacerlo, al igual que recortar el complemento a las madres con más hijos, no solo es un hecho, sino un síntoma. Un síntoma del desapego y falta de empatía hacia las madres con más hijos. Porque el gobierno español sí ha querido corregir la norma que regulaba este suplemento e incluir, de forma justa y como no podría ser de otra manera, a las madres con un hijo. Pero no ha tenido la misma sensibilidad hacia las madres con más de cuatro hijos, al mantener un tope máximo en el complemento.

En el trasfondo de toda esta cuestión está el desafecto al colectivo de madres de familia numerosa, por razones que ya deberían estar muy superadas. Porque mujeres que encabezan familias numerosas, las hay de todas las ideologías, condiciones, estatus, ámbitos y creencias. Discriminar a todo el colectivo por cualquiera de estas particularidades, no deja de ser reduccionista y, en cierto modo, arcaico. Lo más progresista sería ser conscientes y reconocer la gran variedad y riqueza que hay en todas ellas y tener la amplitud de miras para atender sus necesidades colectivas.

Porque ahora, que necesitamos una sociedad más inclusiva con las familias con hijos, que vele por sus necesidades y atienda sus particularidades, es difícil de entender posturas como ésta, que van en contra de todas las políticas sociales de los países más avanzados de nuestro entorno. Es paradójico que, en este país, que está en grave peligro de agonizar por falta de regeneración demográfica, se penalice con esta ley a las madres que más han aportado, a veces con grandes sacrificios, cuando son las que han sufrido una mayor brecha a nivel salarial, de cotización y promoción laboral por cuidado de hijos.

Esta sociedad inclusiva que precisamos y reclamamos, debe interiorizar en su ADN el amparo y cuidado de las familias con hijos. Y ahí sigue siendo primordial el papel que quieran jugar todas las administraciones, incorporando en sus políticas públicas la perspectiva de familia. Sin ella, será muy difícil seguir avanzando, entre otros aspectos, en conciliación y corresponsabilidad.

Porque, mientras no se logren mayores cotas de implantación y avances de ambas, especialmente de corresponsabilidad, no será posible reducir esa brecha en las pensiones, fruto de la previa brecha salarial. Y aquí son imprescindibles las acciones de sensibilización, como venimos reclamando desde hace años entidades como Hirukide, pero igualmente es indispensable la implantación de políticas concretas que las faciliten.

Pero cualquier política pública o campaña de sensibilización en torno a la familia o los hijos, quedará empañada si se discrimina a las madres, especialmente si se hace a las que más hijos han tenido.

 

Ignacio Mª de Guinea Llop
Presidente de Hirukide