Familias numerosas y divididas a la mesa

Familias numerosas y divididas a la mesa

Los hogares con más de dos hijos denuncian que se ven obligados a separarse en las terrazas hosteleras y espacios públicos por el límite de reunión a grupos de cuatro personas

Entre todas las medidas restrictivas vigentes para frenar la expansión del Covid-19, hay una que tiene doble filo para las familias numerosas. El límite de reunión a grupos de un máximo de cuatro personas en los locales de restauración y en espacios públicos supone una barrera para el ocio de estas familias. Con cinco o más miembros en la unidad familiar, se ven obligadas a separarse en dos o varias mesas para disfrutar de un café, un poteo, una comida o una celebración especial. «Ya van dos cumpleaños que los hemos celebrado en casa», apunta Cristina Pérez. Como la familia Gogorza Pérez, son muchas las que optan por quedarse en casa y comer juntos reunidos en la misma mesa. Así, los Varela Caminero, también con tres hijos, piden que «se tenga en cuenta a las familias numerosas» para hacer vida fuera del hogar como el resto de núcleos familiares con menos hijos.

Familia Gogorza Pérez Donostia «Las familias numerosas siempre lo tenemos más complicado»

La tarde del pasado domingo, la familia Gogorza Pérez salió después de comer en casa a celebrar el noveno cumpleaños de su hija pequeña, Izaro. Fueron al Victoria Café, en la plaza Okendo de Donostia. Estaban divididos. En una mesa estaba Cristina junto con su marido, Kristobal, y en otra contigua —aunque separada por unos metros de distancia— sus tres hijos, Iban, Asier e Izaro, la cumpleañera. «Tenía organizada una fiesta especial que no pudimos hacer por las restricciones y dije ‘pues comemos fuera por lo menos’. Algo que finalmente tampoco pudo ser ya que tendría que reservar dos mesas. Además sería muy incómodo comer separados», explica Cristina Pérez. El festín tuvo que celebrarse en casa, aunque por la tarde decidieron salir a tomar unos pintxos y un café para acompañar a la celebración de un rato de ocio fuera del hogar.

Las nueve velas de la pequeña Izaro no han sido las primeras que han debido soplar en casa este año. Kristobal, el aita, cumplió los 50 años hace unas semanas. «Es una fecha especial. Llamé a restaurantes pero nos dijeron que teníamos que estar tres y dos, en dos mesas. Nos quedamos en casa», lamenta la amatxo, quien recuerda que en otra ocasión tuvieron un percance en un bar. «En una terraza de la plaza Zuloaga no había mesas y nos sentamos todos juntos en una. Somos convivientes. Cuando pedimos, tuvimos que mandar a uno de los niños a un banco de la plaza a comerse un pintxo. Si hay niños más pequeños es supercomplicado con este tipo de limitaciones», apunta.

Por ello, la familia donostiarra pide que «se tenga en cuenta este problema para hacer un pequeño resquicio en la ley», ya que «para las familias numerosas siempre resulta más complejo».

Familia Varela Caminero Errenteria «Si salir supone separarnos padres e hijos en dos mesas, no merece la pena»

La familia Varela Caminero también opta por disfrutar de los ratos en familia en casa. Son cinco. «No estamos pensando a penas en hacer ocio en bares o cafeterías. No hemos vuelto a salir fuera para hacer planes familiares desde que no se pueden estar más de cuatro personas juntas», señala Gorka Varela, sentado junto con su mujer, Trini Caminero, y sus tres hijos Marco y los mellizos Adrián y Lidia en la terraza del Kafe Markola, en Errenteria. Esta vez han hecho una excepción para poder hablar con este periódico y mostrar los percances que supone salir fuera todos juntos. «Si salir supone que la pareja se separe o los niños estén solos en otra mesa, no merece la pena», considera Varela.

Como ya le ha pasado a la familia Gogorza Pérez, la de Varela también ha visto truncada una celebración de especial. «El pasado día 14 fue el cumpleaños de mi Trini y lo celebramos en casa. El 28 de junio es el mío y parece que tampoco podremos celebrarlo fuera», lamentaba el aita.

En otra ocasión, esta vez hace tres semanas, esta familia errenteriarra fue a un circo italiano que montó la carpa en Pasaia, donde pudieron disfrutar de un momento de ocio juntos fuera del hogar. «El circo terminaba sobre las 14.00 horas y la idea era ir después a comer por ahí los cinco juntos. No pudo ser por este límite. Tuvimos que volver y comer en casa», recuerda Gorka Varela.

Incluso un paseo en familia supone un problema cuando en casa son más de cuatro convivientes. «Por la calle tendríamos que llevar encima toda la documentación, un justificante de que somos familia numerosa, el libro de familia y los DNI de los niños. Hasta ahora, la Ertzaintza no nos ha parado ni pedido nada, pero es una posibilidad. ¿Qué pasaría si nos paran y no llevamos la documentación necesaria que acredite que somos convivientes?», se pregunta Varela molesto ante la dificultad añadida que supone este tipo de límites para las familias numerosas.