Txepe y Laura nos presentan desde Andoain a su extensa familia numerosa, que forman junto a Nerea (18), Irune (15), Javier (15), Erlantz (10), Hodei (5) y la pequeña Lur (3). Una familia que se ha formado a través de diferentes afluentes y que ha ido ganando caudal a lo largo de los años, con la llegada de nuevos hijos/as.
“Teníamos como propósito construir una familia, una vida en común y claro que aparecían dificultades, complicaciones, pero siempre nos las hemos ingeniado para encontrar una solución”
“Aquello que nos hizo coincidir hace 8 años no solo cambió nuestras vidas, sino que además trajo otras nuevas”
Como decía la canción de Los Serrano, “uno más uno son siete…” en vuestro caso habéis llegado a ser ocho. Contadnos un poco cómo habéis formado vuestra familia numerosa.
Hace 8 años, Laura y yo coincidimos, nos conocimos, e iniciamos una relación. Ninguno de los dos estaba solo, yo tenía dos hijas, Nerea e Irune y Laura dos hijos, Javier y Erlantz. Todo fue muy rápido y a los pocos meses ya estábamos viviendo todos juntos. Tres años después nació Hodei y, por último, Lur. Y así, si los divides, yo tengo tres hijas y un hijo, Laura tiene tres hijos y una hija, pero si los sumas la realidad hace que seamos una pareja con seis hijos.
¿Y qué tal fueron los primeros años, con cambio de residencia y pasando cada familia de tres miembros a formar una de seis?
Lo recuerdo como algo ilusionante para todos. Creo que, si se pudo dar así, fue porque lo vivimos de forma natural y no intentamos forzar nada. Los niños aceptaban lo que estaba sucediendo, lo apoyaban y participaban, se sentían cocreadores, porque por ejemplo venían a ver las casas que visitábamos cuando buscamos vivienda, daban su opinión y eran parte del proceso.
Luego ya en la convivencia, no había diferencia; desde el principio éramos una unidad familiar, no los hijos de uno y las hijas de otro. Nuestro funcionamiento es como el de cualquier familia.
¿Cuáles fueron vuestras principales complicaciones?
Por un lado, las materiales; nuestros recursos económicos son bastante limitados y la nueva situación requería de más gastos, casa de alquiler con espacio para todos, colegios, etc. En aquella época cada uno teníamos un coche y uno era un monovolumen con siete plazas así que en ese sentido no necesitamos adaptarnos; el otro lo vendimos para conseguir dinero. La familia nos ayudaba como podía y así íbamos solventando las dificultades económicas que aparecían. Por cierto, el monovolumen sirvió hasta que nació Lur, ya que necesitábamos 8 plazas y en este caso una persona muy querida en la familia, que ya no está físicamente entre nosotros, nos ayudó con la entrada de la furgoneta que ahora tenemos. Aprovecho para agradecer a la yaya Pili todo lo que nos ha ayudado.
El resto de complicaciones eran las propias de nuestra nueva realidad. Laura venía de Navarra, Javier y Erlantz tenían 7 y 2 años, eran pequeños, pero dejaron atrás todo lo que habían conocido.
Teníamos como propósito construir una familia, una vida en común y claro que aparecían dificultades, complicaciones, pero siempre nos las hemos ingeniado para encontrar una solución.
¿Qué tal la relación de los cuatro hermanos esos primeros años?
Yo diría que en general muy buena, con las cosas que surgen en el día a día en la convivencia y teniendo en cuenta los cambios que suponían para ellos. Había algo que les gustaba y era eso de tener muchos hermanos. Luego, ya en un plano más personal, Irune y Javier tenían la misma edad, caracteres muy diferentes y sí que hubo situaciones que tuvimos que trabajarlas porque cada uno intentaba encontrar su lugar y surgían roces.
Pero hay algo en lo que siempre han ido al unísono, sienten que son hermanos y eso surge de ellos.
Y las llegadas de Hodei y Lur, ¿ayudaron a reforzar aún más la unión de la familia y entre los hermanos?
La llegada primero de Hodei y luego de Lur, más que reforzar, amplificaron todos los aspectos de la familia y entre los hermanos. Como seguía habiendo esa ilusión por ser muchos, lo vivieron con alegría.
¿Y cómo gestionáis ahora el tener tres adolescentes por un lado y dos pequeñines?
Siempre hemos intentado que sean autosuficientes en todos los ámbitos de su vida, así que los mayores son ya bastante autónomos. Evidentemente están en etapas muy diferentes, cada uno tiene su propio universo, su forma de pensar, de sentir y nosotros tratamos de estar cerca de ellos, y de ofrecerles las herramientas que vamos descubriendo y creemos les pueden servir.
¿Quiénes os consumen más energía?
En cuanto a energía física, los pequeños ganan por goleada. No dejan de ser niños de tres y cinco años, o incluso Erlantz con diez, que no paran en todo el día. Además, eso de convivir con mucha gente creo que en su caso influye en ser más activos.
Hay otro tipo de energía que no está relacionada con lo físico sino con lo mental o emocional, que también consume y es la hay que poner en acción para tratar de resolver conflictos, la que utilizamos en procesos de pensamiento. Ese tipo de energía la consumimos más con los mayores, pero también hay que decir que, aunque nos consumen energía, a la vez son fuente de alimentación.
Suponemos que el tema de la conciliación no habrá sido fácil, al menos hasta que los mayores han cumplido años como para echar una mano…
Hemos recurrido al exterior en ocasiones muy puntuales, así que la soluciones hemos tenido que generarlas dentro de casa. Las dificultades suelen venir en periodos de vacaciones o cuando alguien se pone enfermo, porque tenemos que adaptarnos para estar uno en casa, pero siempre hemos encontrado la manera de resolverlo. Laura trabaja como agente inmobiliario independiente y una de las razones es la flexibilidad en el horario. En ocasiones ha tenido que modificar su agenda para atender a los niños; en mi caso cuando nació Hodei solicité durante un tiempo reducción de jornada.
Ahora, los mayores colaboran; sobre todo Nerea, que ya es mayor de edad. Pero tampoco podemos recurrir a ella siempre, porque no es su responsabilidad.
Y mirando a vuestra familia ahora, ¿qué es lo que más valoráis de ella y de estos años?
Que aquel propósito que teníamos de formar una familia sigue vivo y adelante. Que hasta el momento hemos podido superar todas las dificultades, todos hemos aprendido y de todos hemos aprendido y que aquello que nos hizo coincidir hace ocho años no solo cambió nuestras vidas, sino que además trajo otras nuevas. Y poder compartir la vida todos juntos con nuestras diferencias es un privilegio.
¿Cuáles son vuestras principales reivindicaciones como familia numerosa?
El tema de acceso a una vivienda pública desde luego es una dificultad, no hay vivienda pública para familias numerosas, vivimos de alquiler y más del 60% de un sueldo lo destinamos a la vivienda.
¿Cómo valoráis que la futura Ley de Apoyo a las Familias vaya a eliminar el concepto y Título de familia numerosa, para crear uno más genérico y amplio, en el que se nos englobaría junto a otras realidades familiares?
Entendemos que el término y concepto de familia numerosa está muy arraigado en la sociedad y a quien lo posee le puede gustar mantenerlo. Ahora bien, entendemos que lo importante no es tanto cómo se denominen las cosas sino el contenido y si la nueva ley conlleva ampliar las ayudas, será positivo.
¿Creéis que es importante la labor que se hace desde Hirukide?
Creemos que además de importante es interesante, así que animamos a que sigáis con vuestro trabajo.
¿Cómo conocisteis la asociación y qué es lo que más valoráis de ella?
La conocimos porque teníamos familiares socios de Hirukide y nos asociamos por el asesoramiento y acceso a los descuentos que consigue la asociación, pero también valoramos toda la oferta que propone.
EN CORTO:
¿Cuál es el mejor momento del día?
Cuando estamos todos juntos, pero cada uno está en lo suyo.
¿Y el peor momento del día?
Cuando hay que doblar el montón de ropa, por ejemplo.
¿Un deseo para la familia?
Que todos seamos capaces de aterrizar nuestros sueños.
¿Unas vacaciones perfectas?
4 o 5 días en la casa de vacaciones de los abuelos y, si podemos, otros 3 o 4 días en un hotel o apartamento con parque temático cerca.