Familia Inoue Martínez – “Nosotros no somos la típica familia asentada, con un trabajo y que tiene después tres hijos. Lo nuestro fue un poco diferente, digamos que empezamos la casa por el tejado, más a la aventura”

Familia Inoue Martínez – “Nosotros no somos la típica familia asentada, con un trabajo y que tiene después tres hijos. Lo nuestro fue un poco diferente, digamos que empezamos la casa por el tejado, más a la aventura”

“No es más rico el que más tiene sino el que menos necesita”

“Desesperada, sin saber qué hacer, decidí llamar a Hirukide, y me lo resolvieron ellos”

La Familia Inoue Martínez (Serena y Taichi, alaveses de adopción desde hace siete años) nos cuentan su experiencia como padres de Shoki de 8 años y los mellizos Yushi y Aiko de 7.

Hasta llegar a Vitoria-Gasteiz y formar una familia numerosa con el nacimiento de Yushi y Aiko… podemos decir que disteis unas cuantas vueltas…

S: Nosotros nos conocimos en Irlanda. Bueno, Taichi es japonés y yo de aquí, de Irun. Terminé la carrera y yo me fui a Dublín a estudiar inglés, y él también estaba estudiando inglés; un compañero nos presentó y surgió el amor… Y nada, estuvimos de novios y después de haber hecho yo un primer viaje a Tokio, decidimos irnos a vivir a Japón. Nos casamos ahí, aunque fue una decisión difícil, y allí también nació nuestro primer hijo. Al final lo conseguí convencer y nos vinimos de vuelta aquí, pensando que las cosas nos podrían ir bien… aunque nos hemos dado cuenta de que es muy complicado.

Taichi, para ti también resultaría una decisión difícil la de venir aquí…

T: Sí, muy difícil. Tenía familia y amigos en Tokio, mi padre, mi hermana y demás. Pero vinimos a Vitoria y aquí estamos.
S: Sí, además aquí tuvimos a los dos gemelos. Y bueno, aquí seguimos todavía.

¿Y qué tal os adaptasteis a una ciudad nueva y con tres hijos?

S: Al principio fue muy complicado, muy duro empezar desde cero. Nosotros no somos la típica familia asentada, con un trabajo y que tiene después tres hijos. Lo nuestro fue un poco diferente, digamos que empezamos la casa por el tejado, más a la aventura. Fue un riesgo que corrimos y, gracias a Dios, hoy podemos decir que estamos más o menos asentados. Pero al principio, plantarnos aquí con tres niños fue muy difícil.
T: Al llegar fue bastante complicado. Además, para mí el trabajo y el idioma fue algo realmente duro.

Porque entre Tokio y Gasteiz, hay alguna diferencia…

S: Tokio y Vitoria no tienen nada que ver. Tokio es descomunal y las relaciones humanas también son diferentes, aquí no se nota el apoyo real. En general, tenemos la idea de que en Japón las personas son más frías porque no demuestran sus sentimientos, pero, a la hora de la verdad el mejor amigo que puedes tener, es un japonés. Allí la sociedad se involucra de distinta manera: los vecinos, los familiares de unos y de otros, amigos, etc., son como una gran familia. Aquí cada uno vamos por nuestro lado. Nos damos muchos besos, muchos abrazos, pero los amigos los puedes contar con los dedos de una mano. Allí no tiene nada que ver. Es distinto, la gente es súper educada, súper amable…

¿También en cuanto al cuidado de las familias con más hijos? ¿Somos ejemplo o tenemos mucho que aprender?

S: Allí no hay grandes diferenciaciones entre familias numerosas, o normales. Creo que no se fomenta que las familias tengan hijos, no hay ayudas para hijos porque funcionan de otra manera. El nivel de vida que tienes en Japón es diferente, no necesitan ese tipo de ayudas. El acceso a una vivienda es muy fácil, al igual que a un puesto de trabajo o a la educación de los hijos; da igual si tienes uno o más. Es diferente, como no hay dificultades especiales no hay ayudas especiales.
T: Sí hay ayudas para gente huérfana o en paro, como aquí, pero no prestaciones a la familia por hijo. Mientras estuvimos allí con nuestro primer hijo, no recibimos ningún tipo de ayuda.

¿Cómo os organizáis hoy en día trabajando los dos, lográis conciliar trabajo y familia?

S: En nuestro caso es muy complicado, al final siempre uno de los dos se tiene que sacrificar más que el otro. Taichi trabaja de noche y está sacrificando sus horas de sueño, trabajando de noche y encargándose de los niños cuando yo trabajo. Es duro, pero no nos queda otra. Además, tenemos el handicap de no tener familia aquí. La de Taichi, obviamente no está aquí, y la mía casi tampoco, así que, no tenemos unos abuelos que nos echen una mano.
T: Lo tenemos que hacer todo nosotros, y lo hacemos, aunque no es fácil.
S: Ha sido complicado, yo tuve que dejar de trabajar para criar a los niños hasta que tuvieron 5 ó 6 años. Luego me reincorporé al trabajo y ahora estoy a turnos, de mañana o de tarde. Y Taichi siempre está de noche, pero bueno, así que, ahí estamos, como podemos.

¿Y por qué has comentado que socialmente aquí era más complicado?

S: Es más duro por cuestiones de trabajo. Gracias a Dios, Taichi encontró trabajo muy pronto, pero siempre hay cuestiones económicas que te complican las cosas como el acceso a una vivienda… Al fin y al cabo, las complicaciones de todo el mundo.

T: Hemos trabajando muchísimo y tirando poco a poco. Los primeros meses yo estaba pluriempleado, trabajaba por la noche y por el día.
S: No había otra manera de arreglarnos, porque yo tenía que estar en casa con los niños que eran todavía muy pequeños.

¿Qué medida a favor de las familias con hijos o familias numerosas destacaríais o valoráis más de las que hay actualmente en Euskadi?

S: Nosotros no hemos percibido más ayudas que la económica que da el Gobierno Vasco. De hecho, cuando llegamos aquí, nos quitaron los dos primeros años porque yo no estaba empadrona aquí, sino en Japón; por eso perdí los dos primeros años que luego recuperé. Es lo único que hemos recibido de Gobierno Vasco. Nos apuntamos a los sorteos de Etxebide y nos ha tocado un piso, después de 8 años.
T: Nosotros hemos ido muy poquito a poco. Ayudas no las hemos sentido cerca, ni socialmente, ni económicamente. Hemos llegado a pedir ayudas sociales y nos las han denegado.

¿Y cuál es vuestra principal reivindicación?

S: Más ayudas para la conciliación de la vida laboral y familiar. Que nos dejen a uno de los dos adaptar nuestro horario laboral al de los niños, aunque todos querríamos trabajar de 9 a 5 para poder estar el resto del tiempo con nuestros hijos. Sí que existe la reducción de jornada para los padres, pero hasta que tus hijos tienen 6 años, después, ¿qué pasa? Tenemos muchos niños con edades escolares complicadas, deberes, actividades extraescolares. Ahora es cuando empiezan a hacer deporte… un montón de historias. ¿Y qué pasa con todo ese tiempo? ¿Cómo lo empleamos? Una persona que trabaja a turnos pierde muchísimo tiempo de dedicación a sus hijos. Pediría más ayudas a las empresas para que éstas nos puedan dar más ayudas a nosotros. Aunque esto lo veo como una utopía, ahora mismo no va a poder ser.

¿Qué nuevos retos creéis que debe afrontar Hirukide para lo próximos años?

S: Lo más importante es apoyarnos unos a otros, pero como reivindicación el acceso a la vivienda, ya que hay muchas familias numerosas que no tienen vivienda. Conozco familias que no tienen vivienda o se la van a dar ahora y los hijos tienen ya 14 y 15 años. El derecho a una vivienda digna es básico.
T: Aparte de eso, el facilitarnos la conciliación de la vida laboral y familiar. Cualquier pequeño detalle de ayuda para nosotros es importante.

¿Cómo conocisteis Hirukide? ¿Por qué os asociasteis?

S: Hirukide lo conocimos cuando llegamos a España, ya que nuestra vecina tenía tres hijos y me habló de la asociación. Yo ya había tenido a los gemelos y me animó a que nos pasáramos por Hirukide y así podríamos ver cómo podíamos hacer las cosas por aquí.
T: Al día siguiente ya estábamos apuntados. La gente fue muy amable, nos dieron la información y nos fuimos muy contentos.

¿Consideráis importante la labor que se desempeña desde ella? ¿Qué os reporta?

S: Sí, es muy importante, fundamental, además a nosotros nos ha reportado mucho. Cuando llegamos, estuvimos ocho años sin que nos tocara un piso y en el último año nos llamaron hasta seis veces, no porque nos tocara directamente en lista, sino por renuncias. Nos tocó un piso en Salvatierra (a 20 kilómetros de Vitoria), es una zona que nosotros conocemos por amistades y pensamos que, ante la carencia de una vivienda, mejor era eso que nada.
T: Eso suponía transformar nuestra vida completamente. Viendo nuestra necesidad y el precio de la vivienda decidimos aceptarlo.
S: Con la mala suerte que, una semana después de decir que sí, nos llamaron para decirnos que nos había tocado un piso en el barrio vitoriano de Salburua, que es donde vivimos, una vivienda con cuatro habitaciones apta para familias numerosas, bastante mayor que la del pueblo. Evidentemente, dijimos que queríamos acceder a la segunda vivienda que nos habían ofrecido y nos la denegaron. Desesperada, sin saber qué hacer, decidí llamar a Hirukide, y me lo resolvieron ellos. Me lo solucionó Natalia, la directora, que habló con el delegado de vivienda de Álava, y al cabo de dos o tres semanas nos volvieron a llamar para decirnos que la vivienda de Salburua era nuestra. Tuvimos que solicitar la casa indicando los metros cuadrados por persona estipulados por ley. Como éramos cinco miembros, necesitábamos una vivienda de estas características. Hirukide medió y si alguien podía lograr algo, era la asociación. Y gracias a Dios, lo hicieron, y les estamos muy agradecidos.

Vuestros hijos participaron en los vídeos que hemos realizado desde la asociación este año. ¿Qué os han parecido, creéis que son útiles estas medidas destinadas a los gobernantes y la opinión pública?

T: Sí, están muy bien y nos gustaron mucho.
S: Sí y lo que vemos es que es importante el sentimiento de unión en Hirukide. Yo animo a las familias a que se asocien, a que participen, a que estemos unidas. Nosotros empezamos poco a poco pero somos felices, no somos una familia excesivamente material, porque no es más rico el que más tiene sino el que menos necesita, pero para mí lo más duro es no poder estar con tus hijos. Nosotros les educamos en unos valores que van un poco en contra de lo que se ve en la sociedad. Es complicado, porque es nadar contracorriente, pero estamos contentos porque son chavales que están aceptando bien valores que no tienen nada que ver con los que estamos viendo fuera. De momento, parece que los aceptan bien. Son chavales educados, nobles y felices, que es lo más importante.

Desde este próximo mes de enero comienza otra campaña de Socio haz un Socio, ¿creéis que conseguiréis cada uno un nuevo socio? ¿Qué diríais a las familias asociadas para animarles a que participen en la campaña?

S: Yo les diría que la unión hace la fuerza y que aquí estamos todos. Que somos muchas familias las que decidimos tener más de dos hijos y que vamos a apoyarnos unos a otros. Tenemos que luchar por lo que creemos que son nuestros derechos pero, sobre todo, tener una vida digna y poder equipararla con la de otros. No se que habrá pasado en España en los último 60 años pero tenemos que conseguir mucho más. Lo que tenemos ahora es muy poco.
T: Creo que está muy bien asociarse a Hirukide, te ayuda en muchos aspectos y te facilita las cosas.

Mejor momento del día

T: Por la mañana cuando estoy con los niños y los preparo para ir al colegio. Desayunamos juntos. Ese es el mejor momento.

Peor momento del día

S: No hay peores. Para mí no.
T: No, no hay.

Un deseo para la familia

S: Que mis hijos sean felices y que encuentren el camino mas fácil que nosotros.
T: Seguir como estamos.

Las vacaciones perfectas

S: ¡Bueno! Estar como estamos, no queremos vacaciones. (risas). Pero las vacaciones perfectas serían marcharnos los cinco a Japón el año que viene.

Hirukide-945