No necesita presentación. Es sin duda una de las personalidades de nuestra sociedad y para muchos el principal comunicador y periodista más influyente.
Puestos a buscar una figura dentro del mundo de los medios de comunicación relacionada con las familias numerosas, pocos podrían presentar un currículum como el suyo…
”Hay que sensibilizar a la gente joven de que los hijos son el resultado de una decisión vital, que no puede estar decidida por un político”
Mis hermanos y yo siempre hemos atribuido lo mejor que podamos tener, al hecho de ser una familia numerosa.
¿Y en vuestro caso en concreto, fue una cosa más o menos premeditada, lo teníais claro, influyó en ti el hecho de decir, tengo nueve hermanos, me gustaría tener más de un hijo…?
No, no, no. Nunca es así. Es como es la vida. Yo vivía en una familia de nueve hermanos, me crié en una familia en el que el sentido de la vida se desprendía de una manera natural. Nosotros nos queríamos, teníamos nueve hermanos y ya está. Y yo me enamoré de una chica, quería vivir y no me había planteado nada. Me fui a vivir con ella, empezamos a tener hijos… como la vida: yo no me planteaba nada más. Sólo que ahora, a toro pasado, cuando analizas las cosas, cuando ya eres una persona mayor, miras para atrás y dices, los hijos se tienen así, es que nos se pueden tener de otra manera. ¿Cómo vas a tener un hijo sentándote a planificar como si te fueras a comprar un R-5? ¿A quién se le ha ocurrido es idiotez?
He de decir que mis hijos, que tienen a su vez hijos, tienen los hijos con una cabeza distinta a la que tenemos nosotros, cuando no existía la planificación ni posibilidad por tanto de ordenarte un poco. Y ahora ellos sí se ordenan pero saben que los hijos son una apuesta de vida, ellos lo han visto en su propia vida. Ellos ven que un día su madre se muere. No es muy bonito que se ten muera tu madre con cinco años o siete años. No es muy bonito. Claro, tu madre se casa con otra mujer. ¡La vida es un lío! Cuando salen estos temas, les digo, queridos hijos, si os vais a organizar en la vida moveros con los impulsos de vuestra convicción y no me vengáis a mí con el cuento chino de que todavía no eres jefe de sección. Porque ya me contará, si me llegan a decir a mí cuando yo tenía 28 años que iba a ser un día una figura conocida del mundo de la radio nunca me lo hubiera creído. Cuando yo vivía en París y no tenía para comer, si me llegan a decir que un día iba a ganar mucho más dinero del que podía ganar, nunca me lo hubiera podido creer. Si la vida no te la sabes.
Puestos a buscar una figura dentro del mundo de los medios relacionada con las familias numerosas, pocos podrían presentar un currículum como el suyo…
Si me llegan a decir a mí cuando tenía 28 años que un día iba a ser una figura conocida del mundo de la radio nunca me lo hubiera creído. Cuando vivía en París y no tenía para comer, si me llegan a decir que un día iba a ganar mucho más dinero del que podía gastar, nunca me lo hubiera podido creer. La vida no te la sabes.
Periodismo y música, música y periodismo, sus dos grandes pasiones. ¿Es verdad que su padre tiene “la culpa” de que usted sea un gran melómano?
Si. Mi padre tenía un amigo en la orquesta Santa Cecilia en el teatro Victoria Eugenia de San Sebastián y todos los domingos por la mañana mi padre me llevaba a mí, que era el hijo mayor, a ver la orquesta. Luego, el lunes por la mañana, nos llamábamos por teléfono, él que estaba en la carnicería y yo que estaba en casa, y silbábamos juntos la melodía que habíamos escuchado. Era un caso muy curioso. El hombre no había podido aprender a leer y le gustaba mucho la música, era un devoto de los Beatles cuando a la gente de esa generación no le gustaba nada.
Viene de una familia de nueve hermanos y usted es el mayor de todos. ¿Cómo cree que le ha marcado este hecho? ¿Cree que su experiencia familiar le ha influido a la hora de manejarse en otros entornos?
En mi familia, mis hermanos y yo siempre hemos atribuido lo mejor que podamos tener al hecho de ser una familia numerosa. Hemos aprendido a compartir, hemos llegado a entender que existen los demás, a ser solidario,…ese sentido de responsabilidad… Estamos completamente convencidos de que procede de eso. Es muy difícil ser muy tonto en una familia numerosa. Cuando empecé a tener éxito me preguntaban ¿no se te sube a la cabeza? Era muy difícil porque yo tenía que convivir con mis hermanos. Es muy difícil convertirte en un gilipollas si tienes a tus hermanos encima.
Podemos decir que la familia es una fuente de la que continuamente emanan alegrías y en muchas ocasiones desazones. ¿Para que lado inclina usted la balanza?
Lo que yo esperaba de mi vida cuando tenía 28 años no tiene nada que ver con lo que tengo ahora. Ni en lo bueno ni en lo malo. Me ha pasado de bueno todo lo que no me esperaba que me iba a pasar y de malo todo lo que no me esperaba. Pudiéramos decir que no tiene nada que ver con aquello, pero mis hijos sí. Cada año cumplen un año más. Y te miran como referente. Te obligan a ser de verdad. Responderles con honestidad y no inventarse tonterías porque tienes unos testigos con los ojos así de. Y en segundo lugar, no te andes con cavilaciones idiotas. Las particularidades de la vida son tales que hay veces que produce enormes alteraciones. Pero los hijos son un hecho. Es decir, los hijos están ahí, no se van, ni con agua caliente.
Ha dirigido los informativos de TVE, ha presentado varios programas en televisión y por supuesto en radio, como Hoy por Hoy. También es usted padre de tres hijos ¿Cómo ha hecho para compaginar este ritmo laboral y su vida familiar?
Por mis circunstancias personales me he perdido mucho de la infancia de mis hijos. Yo era director de informativos de la televisión y hacía el telediario y me iba los viernes al hospital donde estaba mi mujer en la UVI. Tuvo un ataque cardíaco fulminante y quedó en estado vegetal durante muchos años. Entonces pasamos momentos muy difíciles: yo tenía un trabajo titánico y encima estaba metido allí, con mis hijos viviendo con sus abuelas. No tuve la oportunidad de disfrutar de mis hijos pequeños. Mi hijo pequeño nunca fue con su padre y con su madre a pasear. Un día descubrí que era padre de personas mayores. Porque mis hijos aprendieron todos los rudimentos de la responsabilidad. En cierto sentido, aquella amargura les vino bien, quiero decir, sacaron el lado bueno del asunto porque se convirtió en una gente muy seria y muy responsable. Tengo la suerte de tener una relación fabulosa con mis hijos, nos queremos a muerte, tenemos un montón de cosas que no hace falta que nos digamos.
Fundar una familia conlleva grandes responsabilidades, ¿usted considera que formar una familia numerosa, hoy en día, es una expresión de valentía?
Cuando yo me casé… yo me enamoré de una chica, mucho, y me casé con ella. Si a mi me llegan a decir que unos años después es chica se iba a morir con 27 años, yo no me lo hubiera creído. Se murió con 35 pero a los 27 hizo así (Iñaki se deja caer hacia atrás, contra el respaldo de su sillón) y se quedó 8 años como una planta. Y se murió, con tres hijos que tenía. (Breve silencio, luego Iñaki retoma la palabra) Pero mis hijos no se murieron porque mi mujer se muriera, siguieron. Si a mi me llegan a decir eso, si me llegan a decir que unos años después iba a conocer otra mujer, si me llegan a decir que iba a vivir tal, que iba… pero si nadie se sabe la vida. Entonces, ¿qué garantía de vida puedes tú pretender? Por eso es pueril, frente a ese inmenso horizonte lleno de incertidumbres, que de repente digas que quieres garantizarte que seas jefe de sección cuando tengas un hijo. Pero bueno, si ya eres jefe de sección, tienes un hijo, ¿y dos años después? Que el hijo tiene 2 años, tú no sabes si sigues jefe de sección, o eres ciego, o te has estancado… o te has ido a vivir a Venezuela. Por eso me parece un error. Las apuestas de los hijos se tienen que hacer considerando, también, los otros…también.
Yo tengo menos motivos para animar a tener muchos hijos, que para desactivar el principio de que no hay que tener muchos hijos. A mi me parece que cada cual tiene que tener los hijos que quiera. Yo tengo una experiencia extraordinaria con la familia numerosa, la defiendo, pero entiendo que haya quien no la quiera defender. No soy tanto un apóstol de “tengamos muchos hijos”, como un enemigo de la teoría de que hay que calcular el número de hijos como quien calcula otro tipo de asunto. La idea de un hijo como una especie de elemento a calcular, como calculas si me voy de vacaciones a Turquía, o me voy a comprar el piso… eso es el concepto equivocado. La apuesta no puede proceder de lo coyuntural, tiene que proceder de lo esencial. Los hijos hay que tenerlos como consecuencia de una decisión que te salga de las tripas, del alma. Pero después si llega un hijo, o dos o setenta… no me importa tanto.
Algunos siguen equiparando las familias numerosas con la familia Alcántara, tradicional…
Hay que romper algunos estereotipos. Venimos de una dictadura relativamente reciente y eso conlleva unas consecuencias social. Pasa el tiempo y descubres que no puedes decir que te gusta el flamenco porque eso es franquista. Y un día necesitas que un tío como Serrat salga diciendo, oiga pues a mí me gusta. En esa misma línea figura el tener hijos: progresismo es no tener hijos,… Es una equivocación. Lo que es progresista es la libertad. Lo es, que una pareja tenga hijos si los quiere tener, que no les ponga obstáculos, ni su freno mental, ni la sociedad. Eso es progresista. Puede ser igual de progresista tener 1 que 5. No está por ahí el tema. Como antes Franco daba el premio a la natalidad a los que tenían 14 hijos, ahora resulta que lo divertido es no tener ninguno. Eso es una absoluta tontería. Puede ser absolutamente progresista tener 5 hijos, hacer una apuesta y jugártela por ellos.
¿Considera que las familias numerosas realizan una especial aportación social? ¿Existe conciencia política de esa aportación?
Las familias numerosas, cada una en su ámbito, juegan un gran papel social. Pero, para la política el fin del mundo es la siguiente cita electoral. Más allá de la siguiente cita electoral no existe la vida. Todos estos elementos que no van a “aportar” nada en este instante les parece interesante como elemento discursivo pero no se la juegan porque es un asunto de largo recorrido.
¿Qué aspectos y qué ámbitos cree que se deben regular desde las instituciones para que las familias con hijos se vean más protegidas?
La administración debe eliminar los obstáculos que hay ahora. Pero también en contrapartida, tendríamos que decir a la gente que no se puede analizar el tema así, diciendo, yo deseo tener más hijos pero poseo dificultades y reclamo que me las quiten. Ese no es el camino. Primero hay que entender que los hijos se tienen por un acto de fe en la vida y que emboscar tu no decisión en esto es un impulso más del famoso síndrome de “Peter Pan”. Después es verdad que la administración no puede ignorar que en este momento el enfrentamiento de la mujer con su maternidad y su trabajo es una disyuntiva no resuelta. Y eso hay que reclamarlo. Vamos a ser consecuentes. Si usted dice que yo puedo incorporarme al mundo del trabajo, o se olvida de que yo soy quien puede tener hijos, o usted me dice ahora cómo se torea este toro. Por tanto son dos piezas, son dos batallas. Hay que sensibilizar a la gente joven de que los hijos son el resultado de una decisión vital, que no puede estar decidida por un político. Y después, decirle a la administración que es incongruente que al tiempo que la mujer es reclamada en el mundo del trabajo, no se tome las molestias de organizar una estructura equivalente. En el caso de España, no nos vamos a cansar: lo que hacen en Europa. Los parámetros europeos.
Las familias numerosas contamos con un plus de vivencias curiosas. En su caso, ¿qué anécdota recuerda de su infancia?
Hombre, solo por hacerle un homenaje al doctor Lertxundi, del piso de debajo de mi casa. Porque vivir debajo de la casa una familia numerosa donde hay 7 chicos, eso es… En mi casa jugábamos de fútbol como si fuera un partido normal: en el pasillo de mi casa poníamos banderines de corner, porterías, áreas,… y a balonazo limpio. Así como el que vive al lado de alguien que está aprendiendo a tocar el piano tiene un mérito enorme, el que vive debajo de una familia numerosa también tiene mucho mérito.
Hoy en día las parejas se lo piensan dos veces antes de tener hijos, ¿en verdad lo tienen mucho más difícil o hay otras prioridades?
Es que estamos en una sociedad que está llena de niños de teta. Una sociedad sobre protegida, la sociedad del Peter Pan, de no quiero crecer, de yo no he sido. Decidme una generación que de repente haya cogido y haya dicho, ¡oh, dulce y maravilloso futuro! Normalmente la gente se ha enfrentado a la vida como ha podido y ha sacado a delante la vida a mordisco limpio. Antes la gente tenía los hijos que tenía, no tenía especial “merito” porque no correspondía a una decisión. Pero ahora, cuando tiene que responder a una decisión, de pronto le entran unos pánicos que están resultando ridículos. La planificación familiar ha sido una aportación extraordinaria para la sociedad. Pero esa tontería que consiste en decir “cuando me hagan jefe de sección, o cuando compre el piso en Albacete…” es una simpleza porque a lo mejor en ese momento concibes tu hijo, pero tu hijo al año siguiente va a tener un año y luego dos, luego tres, luego diecisiete… Tu apuesta tiene que ser de otro contenido. ¿Quién garantiza nada? El verbo garantizar no existe. Pretender ver el camino despejado es una insolencia vital.
Desde su experiencia, ¿cuál es el consejo que daría a los padres jóvenes que han formado una familia numerosa?
No sé, yo no tengo grandes recetas. Como a las que no tengan hijos, les diría que tengan suerte. Pero el hecho de que tengan varios hijos, a cambio de un montón de dolores de cabeza, que seguramente eso les garantizan los hijos, les van a preparar una inmensa cantidad de emociones y de cosas que otros no las van a conocer. Los que hemos conocido estas familias grandes sabemos el gran tesoro que hemos recibido. Yo solo les puedo animar, darles un abrazo, desearles mucha suerte y decirles que han hecho una apuesta de vida que es fortísima; que les va a dar un dolor de cabeza muy grande pero que les va ha llenar de una manera muy plena. Es una vida muy rica.