Rocío Ramos Paul- SuperNanny – Licenciada en Psicología y Master en Psicología Clínica, posee una dilatada experiencia profesional en el ámbito de la Psicología educativa e infantil, que desarrolla desde la dirección del Centro de Psicología para el Bienestar Emocional (BIEM).

Rocío Ramos Paul- SuperNanny – Licenciada en Psicología y Master en Psicología Clínica, posee una dilatada experiencia profesional en el ámbito de la Psicología educativa e infantil, que desarrolla desde la dirección del Centro de Psicología para el Bienestar Emocional (BIEM).

Rocío Ramos-Paúl, más conocida como la Supernanny, por ser la encargada de llevar a cabo el exitoso programa de Cuatro, nos concede esta entrevista en exclusiva, como aperitivo a su participación en nuestro IV Congreso, que celebraremos el próximo Octubre en Bilbao.

¿Hasta qué punto ha cambiado tu vida el hecho de ser ahora una persona “mediática”?

Muchísimo, lo más satisfactorio ha sido la cariñosa acogida que entre la gente ha tenido el programa, lo más interesante es lo que me ha aportado a nivel profesional además del reconocimiento de los profesionales de la psicología, entre grabación y grabación desde el Centro que dirijo llevamos a cabo muchos proyectos enmarcados dentro de la educación.

La educación de los hijos muchas veces se debe regir no tanto por la cantidad de tiempo que se les dedica como por la calidad de éste… ¿o es el consuelo que buscamos los padres que no podemos dedicarles todo el tiempo que quisiéramos…?

Puede haber de todo, lo cierto es que como criterio en la teoría está bien definido pero traducido a la práctica significa que hay que dedicar todos los días un tiempo (no 10 minutos y corriendo) y que solo será eficaz si no hay nada que nos distraiga de atender a nuestro hijo ¿no es tan sencillo, no? pero así entienden que son importantes para nosotros, que estamos pendientes de lo que les ocurre y dispuestos a acompañarlos en su proceso de crecimiento personal.

En tu caso, ¿cómo haces para conseguir compaginar la vida laboral y familiar?

Como todas las madres que trabajan, no soy ninguna excepción, con esfuerzo y llegando a casa cansada pero con ganas de ejercer de madre.

Los hijos de familias numerosas, quizás no es que lo tengan más fácil para adquirir valores sociales, pero si se les presentan más oportunidades en el día a día en casa…

La transmisión de valores no tiene que ver con el número de hijos sino con el esfuerzo por educar día a día con constancia, paciencia y una gran dosis de afecto. Ciertamente, a mayor número es posible que se den más experiencias y hay que aprovecharlo.

¿Cómo podemos hacer los padres de familias numerosas para aprovechar esa oportunidad de enseñar a ser solidarios, generosos, austeros, etc.?

Son valores que necesitan de una definición más operativa, si quiero que mi hijo sea solidario tiene que adquirir la capacidad de empatizar con el otro; esto es, que sepa entender las emociones del otro, para eso previamente tiene que relacionarse con los demás, saber esperar su turno para hablar, entender el no, controlar sus impulsos, identificar sus emociones…como ves un proceso largo que se va adquiriendo desde que el niño es pequeño.

Entre 3, 5, 8 hijos… ¿Cómo conseguir que cada uno se sienta querido, atendido, protagonista?

Permitiéndoles un espacio y un tiempo propios, así se sentirán distintos, únicos.

En las familias numerosas siempre están presentes mitos como el del segundón o el del medio, el pequeño mimado, la niña de la casa… ¿realidad o ficción?

Como en el grupo de amigos cada uno tiene su papel (el simpático, el serio, el bromista…) en las familias cada uno busca su hueco, en los mitos suele haber algo de cierto. Es verdad que del segundo nos preocupamos menos, hay cosas que ya hemos aprendido a enfrentar con el primero o que si solo hay una niña tendemos a depositar más expectativas que en el resto, pero esto es parte de la adaptación que nuestros hijos hacen a su realidad. Su familia les presenta un esquema reducido de lo que se encontrarán en el mundo adulto que se rige por normas y consecuencias a las actuaciones, donde cada uno tiene un rol que desarrollar y en el que se tiene más éxito en la medida que emocionalmente somos más inteligentes.

¿Cómo conjugar cariño y firmeza, confianza y autoridad, o libertad y responsabilidad, con cada hijo?

Atendiendo las características/capacidades de cada hijo, definiendo sus necesidades y dándoles respuesta.

Ahora que estamos en una sociedad en la que no están en boga conceptos como el esfuerzo o el sacrificio, ¿es importante transmitirlos a nuestros hijos?

El esfuerzo para conseguir las cosas es prioritario si queremos que nuestros hijos sean personas de éxito el día de mañana. A través de la tolerancia a la frustración entienden que las cosas no siempre son como y cuando uno quiere. Esto tiene que ver con el autocontrol y por tanto previene comportamientos ansiosos y/o agresivos.

¿Hay realmente más problemas actualmente en las aulas y colegios o es que ahora se conocen más por la globalización de la información?

No es una cuestión de antes o ahora, hay que centrar los esfuerzos en prevenirlos e intervenir cuando se presentan. De nada valen las estadísticas cuando tu hijo es el que se siente acosado o cuando te llama el tutor para hablarte de su comportamiento disruptivo. Hoy sabemos la importancia de actuar cuanto antes, por eso existen tantos programas de prevención y conocemos formas de enfrentar problemas que han estado toda la vida ahí pero no se les ha sabido dar respuesta.

¿Cómo podemos los padres reforzar la autoestima, personalidad o criterio de nuestros hijos?

Desde luego me encantaría poder dar la receta que lo consiga, ya decía anteriormente que la educación requiere de tiempo, esfuerzo y no da resultados inmediatos. Una buena pauta será reforzar sus logros por pequeños que nos parezcan. Así les trasmitimos el mensaje de que son capaces, que son válidos y que nos encanta que así sea.

¿Existe realmente una receta para educar a los hijos? ¿Cuál sería la que tú nos darías?

No, sino lo aplicaríamos todos. Yo no doy recetas hablo de intervenir en la educación y establezco estrategias en función de las necesidades de cada niño. Una buena forma de plantearse la educación es evitar la idea de que nuestro hijo tiene que ser perfecto, equivocarse es un derecho que tenemos todos y además nos hace mejores personas.

Hirukide-963