
Natalidad en caída libre
En 2020 nacieron en Euskadi un tercio de niños/as menos que en 2010, después de encadenar diez años de descenso de natalidad continuada. En 2021 y como consecuencia de la pandemia, hubo un agravamiento de la caída, con un descenso ya conocido de casi el 8 % en el primer semestre.
El pasado mes de noviembre conocimos la cifra de nacimientos del primer semestre del año 2021 y, como era previsible, fueron demoledoras. En Euskadi, de enero a junio nacieron un 7,8 % de niños/as menos que en el primer semestre de 2020, que ya ostentaba la peor cifra de este siglo. El descenso era previsible, al ser los nacimientos fruto de los embarazos producidos durante los meses más duros del inicio de la pandemia.
Nacimientos en Euskadi
Sin embargo, aun siendo un dato esperado, el problema surge al sumarse a unos niveles de nacimientos que ya eran históricamente bajos. Y es que la natalidad en Euskadi se desploma de forma imparable desde el año 2011, dejándonos por delante un serio desafío demográfico. Según datos de EUSTAT, en 2020 nacieron en Euskadi 14.721 niños y niñas, 697 menos que el año anterior y 6.438 menos que en 2010, siendo la cifra más baja de nacimientos registrada desde 1941.
En estos últimos diez años y antes de incorporar las cifras de 2021, los nacimientos en Euskadi ya habían descendido un 30 %.
Descenso de natalidad por territorios
El descenso de nacimientos durante estos años ha sido casi similar en los tres territorios, siendo algo menor en Álava/Araba, único territorio que se ha quedado en un descenso inferior al 30 %.
Múltiples y variadas causas
A la hora de analizar las causas que han generado y mantienen este imparable descenso, vemos que éstas son muy variadas y todas ellas de peso.
En primer lugar, nos encontramos con una cuestión meramente demográfica, ya que las generaciones son cada vez más cortas y hay cada vez menos personas en época fértil (entre 25-40 años). Si en 2008 había casi 540.000 personas en la CAPV que podían y querían tener hijos/as, en 2020 nos encontramos con que son menos de 380.000 personas las que están en edad reproductiva y quieren tener hijos/as. Esta cifra, además, continuará bajando ya que la cantidad de personas de las generaciones salientes (35-39 años) es mayor que el de las generaciones entrantes.
Por otra parte, se sigue retrasando la edad en la que las mujeres tienen hijos/as, por lo que se acortan los años en los que poder procrear. Según los últimos datos, la edad media de las mujeres que dieron a luz en la CAPV fue de 33,6 años.
Edad de madres que tuvieron hijos/as
Así el 35,2 % de las madres tienen entre 30 a 34 años, seguido de cerca por el de madres de 35-39 años, que conforman el 32,8 % de los nacimientos. Las madres con edades por encima de 40 años superan a las menores de 25 años (7 %). Otro dato relevante es que casi el 25 % de las mujeres que dieron a luz en 2020 eran madres extranjeras.
Otro de los factores principales es la profunda crisis económica que golpeó la sociedad mundial y, por extensión, también la sociedad vasca hace 12 años y que se prolongó durante más de un lustro. A muchas de las personas que ahora están en edad fértil, les tocó la crisis en el momento de incorporarse al mercado laboral, retrasando la edad en la que lograron su primer trabajo. Desde entonces, muchas de estas personas siguen teniendo problemas para lograr una mínima estabilidad laboral y económica. Todo ello, sumado al precio de la vivienda, precariedad y sueldos menores, dificultando y retrasando su emancipación y la posibilidad de formar una familia.
Junto a todo ello, nos encontramos con un cambio de paradigma en las expectativas y prioridades vitales en nuestra sociedad, entre las cuales, tener hijos/as va perdiendo protagonismo. A su vez, al innegable coste económico que supone tener hijos/as, se añade para muchos progenitores el “coste de oportunidades” que también conlleva el criarlos. Es todo aquello a lo que tienen que renunciar, posponer o alterar para tener un hijo/a en su vida.
Acción institucional ante el reto demográfico
En los últimos años, las instituciones vascas han desplegado actuaciones para intentar incidir en la realidad demográfica con políticas públicas dirigidas a las familias, la conciliación, la corresponsabilidad, el empleo, la vivienda o la protección social. El ejemplo más significativo es el Pacto Vasco por las Familias y la Infancia suscrito en enero de 2018, por el Gobierno Vasco, las Diputaciones Forales y EUDEL. Una hoja de ruta para las políticas de infancia y familia que en gran medida se materializó en el IV Plan Interinstitucional de Apoyo a las Familias.
No obstante, y como muestran los datos, los resultados sobre la natalidad y la edad de emancipación y maternidad, no son los deseados.
Por ello, la Secretaría General de Transición Social y Agenda 2030 de Gobierno Vasco ha elaborado una propuesta e impulsado un proceso de reflexión con un carácter tanto interdepartamental, dentro del Gobierno Vasco, como interinstitucional, con las Diputaciones Forales. El objetivo es definir los contenidos de una estrategia vasca 2030 para el reto demográfico, que prevén tener aprobada definitivamente a mediados de 2022.
Esta propuesta de bases plantea a corto plazo y para su estudio el impulso de nuevas actuaciones como:
- La reconfiguración del modelo de ayudas por hijo/a a cargo, e incremento de su cantidad.
- Un programa de préstamos para proyectos de emprendimiento, formación o vivienda de personas jóvenes.
- La gratuidad de las escuelas infantiles de 0-2 años para la conciliación.
- La modificación de la normativa, de modo que la perspectiva demográfica sea tenida en cuenta en la elaboración de las leyes, normas, programas, etc.
Apoyo desde Hirukide
Desde Hirukide llevamos años poniendo el foco en la existencia y gravedad del problema, así como en la necesidad de tomar medidas y crear las condiciones adecuadas para que las familias tengan los hijos e hijas que realmente desean. Para ello, hemos ofrecido nuestra colaboración y trasladado propuestas en múltiples ámbitos administrativos.
En todas nuestras reuniones con instituciones y administraciones públicas, hemos recordado la necesidad de articular una sociedad más amigable con las familias con hijos/as, solicitando por su parte un mayor apoyo a aquellas que más están aportando al futuro de nuestra sociedad con la crianza y educación de sus hijos/as.
Pero nuestro esfuerzo en muchas ocasiones ha caído en saco roto, siendo llamativo que ahora se quiera facilitar e incentivar que las parejas tengan los hijos/as que deseen, mientras se desoye o ignora a las que más han tenido.
Junto a la batería de medidas que hemos solicitado y propuesto en ámbitos como conciliación, vivienda, fiscalidad, educación, transporte o sanidad, hemos reiterado la necesidad de sensibilizar a la sociedad. Consideramos que es importante llevar a cabo campañas de sensibilización que muestren, tanto a la sociedad la bondad de tener hijos/as, como a cada persona, a cada familia, lo que les aporta el hecho de tenerlos, trasladando en positivo lo que implican la maternidad y la paternidad.
Pero debemos seguir recordando a nuestras administraciones que cualquier medida o campaña que se lleve a cabo será incongruente y a la larga ineficaz, si al mismo tiempo no se cuida y atiende a las familias que actualmente tienen hijos/as y en mayor medida a quienes más han tenido.
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