Pablo Benegas

Pablo Benegas

Este guitarrista donostiarra, además de ser uno de los pilares de La Oreja de Van Gogh es padre de familia numerosa. Nos cuenta su experiencia como aita de tres niñas y un niño, con los que exprime su tiempo entre conciertos, giras, ensayos y nuevos proyectos musicales.

Un hermano, es de los mejores regalos que se le puede hacer a un niño. La riqueza emocional que da un hermano y esa convivencia es inigualable.

Pocos saben que detrás de la guitarra de La Oreja de Van Gogh hay un padre de familia numerosa…

Sí, puede ser que no lo sepan. Es verdad. Pero he de decir que es perfectamente compatible el estar en un grupo y ser padre de familia. 

Tu aventura como padre comenzó hace ya 8 años, ¿cómo fue la experiencia? 

La experiencia fue muy bien, es increíble; yo creo que como todo padre que lo es por primera vez. Una experiencia única en la que eres muy inexperto, con muchas inseguridades, pero donde encuentras emociones que no has vivido nunca. Sabes que es algo extraordinario, porque te lo cuentan, pero es probar en el mundo de las emociones algo que no has vivido. Te metes ahí con toda la ilusión y además siempre nos han gustado los niños a mi mujer y a mí.

Al principio estás en una nube. Socialmente te preparan a que tenga que ser la  experiencia más maravillosa del mundo y luego realmente, cuando lo tienes, de repente pesa la responsabilidad  y un montón de cosas que no te habías planteado. Toda esa parte emocional y de vínculo viene después, con la convivencia, con la relación y experiencias que vives. Al principio tienes esa sensación de flotar. La vuelta a casa, supongo que como para todo el mundo, es como que la casa pesa, la soledad con la pareja y el bebé que está ahí…

Pero mirándolo ahora con perspectiva, lo hubiéramos tenido tres años antes. Yo animaría a tener antes los hijos Pero bueno, estamos pendientes de muchas otras cosas, de otras seguridades, de tener las cosas amarradas y luego realmente la aventura y el viaje con los hijos es el viaje más emocionante que existe. 

¿Influyó en tu día a día o visión de tu mundo profesional, la llamada farándula, giras…? 

Bueno, yo tengo la suerte, como tenemos muchos, de tener una mujer alado que me ha permitido seguir con mi profesión y con mi día a día. Una mujer muy  segura de sí misma, con mucha vida propia y que cuando me iba de casa no se le caía el techo encima y que seguía con todo adelante y la familia. Eso lógicamente, te permite el irte de casa, cuando toca, con la seguridad de que todo está bien y que en casa hay alguien y que puede con eso, pues te vas de otra manera, tranquilo.            

Y dos años y medio después, llegó el segundo hijo. ¿Fueron ya palabras mayores? ¿Qué tal os organizasteis con los dos bebés?

Con el segundo yo creo que en algunos aspectos es más complicado, porque está todo el mundo buscando su sitio. Con el primero es entrega total, es todo nuevo, la pareja está absolutamente volcada con eso y no hay nada más. Con dos empieza el reparto y a buscar cada uno su sitio. Pero al final un hermano, es de los mejores regalos que se le puede hacer a un niño. La riqueza emocional que te va a dar un hermano y esa convivencia es inigualable.

¿Y tenías disco en promoción esa época?

¡Sí! Nació el niño y a los cinco días tocábamos en Perú, así que me tuve que ir a América. Y compruebas también cómo con los hijos cambian hasta las despedidas. Te vas de casa con esa sensación de que te vas dejando parte, de que te estás perdiendo algo importante, un punto de culpa incluso.

Pero a cambio tienes una de las experiencias más bonitas que puede tener una persona que trabaja yéndose y volviendo de casa, que es el reencuentro y el abrazo de un niño… Esa carrera cuando te ven de lejos, que se pueden estrellar, pero da igual lo que pase alrededor, porque el niño solo te ha visto a ti y va hacia ti y te da un abrazo que es puro, verdad, amor, admiración; lo tiene todo ese abrazo del niño. Y además, tiene fecha de caducidad, porque llegará un momento que los niños con la adolescencia no querrán darlos. Pero nosotros aún estamos en el otro momento, como encontrarte en la maleta un dibujo de sorpresa ahí metido entre la ropa… 

Y ya la apoteosis fue hace tres años, con el anuncio de que venían las mellizas… ¿Cómo fue el conocerlo y vuestra reacción inicial?

Bueno…, como no nos esperábamos que fueran dos, la verdad es que al principio fue un poco shock. Y te pones a sopesar también cuestiones prácticas. La silla gemelar que no va a entrar en el ascensor, el coche que se queda pequeño para seis y además era nuevo…, todo cosas de ese tipo. Luego ya vienen otro tipo de preguntas y piensas… ¿ya voy a tener yo amor para repartir aquí a todos?

Luego ya cuando nacen, los tres o cuatro primeros meses son bestiales, muy cañeros… El recuerdo es de muy complicado. La mayor tenía cinco años, el segundo dos y medio, que de repente pasa a ser de los mayores y las dos recién nacidas. Y con las tomas de noche, terminabas con la segunda niña y había que volver a empezar con la primera…

Sí se desvirtúa para mí lo que es la paternidad en sentido profundo. Cuando vienen dos, sobre todo esos primeros meses, es sacar el trabajo, como en una empresa, sacar el día y terminarlo a tiempo. Con los otros dos fue una sensación muy diferente y con dos de golpe y un tercero y un cuarto, se desvirtúa un poco para mí, lo que ya viví con los primeros.

Con cuatro hijos/as, la corresponsabilidad te vendrá por ósmosis… 

La corresponsabilidad me parece fundamental. Yo creo que es imprescindible y en mi caso la puedo ejercer perfectamente, menos cuando estoy de gira. Yo siempre digo que es muy diferente que te manden la lista de la compra y vayas por el súper echando la comida en el carro, que saber tú qué hace falta en casa y hacer la lista para la compra. Ahí está una de las claves de la diferencia. Sí es verdad que en los viajes pierdes el ritmo, pero en cuanto vuelves y estás aquí se recupera rápido. La broma esta del “jet lag” es para el que se lo puede permitir… y con cuatro niños, no se puede. 

¿Y cómo compagináis los años de más calma, con los años en los que preparáis disco o estáis de gira? 

Cuando estamos escribiendo un nuevo álbum, es como un trabajo profesional más, con nuestro horario desde las nueve de la mañana, una vez hemos dejado a los niños en el autobús. Por la tarde, cuando vuelven ya estoy para buscarles y pasamos la tarde, baños, cenas… la vida normal. Igual pasamos seguido un año y medio entero aquí sin viajar. Luego llegan otro periodos como ahora, que llevamos más de un año de gira, en el que el periodo más largo fuera de casa es alrededor del mes. Y luego hacemos salidas de cinco días, de quince o de veinte, pero sí la sensación es de que vas y vienes. Cuando nos vamos de casa intentamos transmitir siempre mucha normalidad a los niños y no una sensación de pena; nos vamos a disfrutar de la música con los compañeros y vamos a vivir algo extraordinario y se lo transmitimos a los hijos, aunque por supuesto les vas a echar mucho de menos… 

Ahora os toca en Argentina donde estaréis al menos dos semanas… Las nuevas tecnologías ayudarán mucho para estar en contacto con la familia, no? 

Sí, volvemos ahora quince días, después de haber estado un mes en Argentina y Chile en febrero. Las nuevas tecnologías nos ayudan mucho a estar comunicados. El problema mío es que, con cuatro, todo el mundo quiere meter la cabeza en la pantalla y entonces empiezan los codazos… y a veces acaba fatal. 

¿Y la música está presente en la vida de tus hijos/as?

Sí, a mí me encanta despertarles con música. Sin encender la luz, les suelo poner grupos que a mí me gustan de antes. Para mí es un momento maravilloso despertarles. Además tenemos por casa instrumentos, una batería electrónica, guitarras, les gusta cantar, así que la música sí está presente. 

 ¿Y si alguno de ellos te dijera con 16 años que cuelga los libros por una guitarra, micro o teclado…?

Bueno, habría que ver el momento. Igual no hace falta colgar los libros. Yo creo que hay que ver cómo es el niño o niña que te lo está diciendo, en qué momento está y valorar eso. Pero desde luego que yo lo voy a entender… Y al contrario, lo mismo. Sinceramente, no me importa nada si se dedican a la música. Pese a que mi experiencia con la música es la mejor del mundo. Yo creo que tenemos el mejor trabajo del mundo, que hasta a veces nos cuesta llamarle trabajo.

Después de 20 años sobre los escenarios, echando la vista atrás, has cambiado, habéis cambiado mucho? 

El grupo, sí. Bueno, en parte sí y en parte, no. Yo creo que seguimos manteniendo la esencia de lo que nos juntó hace 20 años; la pasión por la música, la relación entre nosotros, la amistad… eso sigue intacto, que es un poco el motor de todo. Y luego ha ido cambiando todo lo de alrededor. Vivimos un éxito increíble con veintipocos años, que fue espectacular, pero yo creo que no conseguíamos asimilarlo del todo; iba todo tan rápido, era todo tan grande y nosotros tan jóvenes… Igual fue un mecanismo de defensa y por eso quizá seguimos medio aterrizados… Luego se fue Amaya y vino Leire y el grupo ha vivido muchas situaciones. Ahora estamos todos alrededor de los 40 y la edad te da otra perspectiva o forma de ver las cosas. Ves todo con otra pausa, con otra profundidad. El respeto por tu profesión, por subirse al escenario, lo que es hacer una canción que emociona a la gente, lo importante o lo grande que es eso y comprobar cómo estás metido en la vida y recuerdos de mucha gente.

Y dentro de lo que es el grupo, podríais montar casi una guardería… ¿Han cambiado mucho vuestras conversaciones o experiencias respecto a las de hace 10 años…? 

Pues la verdad es que entre todos los del grupo tenemos 11 hijos/as e, inevitablemente, las conversaciones a veces giran en torno a ellos. Incluso tenemos que contenernos a la hora de escribir canciones para que no sean solo de niños… Podríamos hacer discos enteros, lógicamente, porque estamos todos en ese momento, que además nos gusta y es muy emocionante ir viendo cómo van creciendo, las experiencias que vas teniendo, las etapas que pasan y pasamos. Yo creo que es un mundo tan apasionante, que creativamente es súper enriquecedor. Lo que pasa es que hay que contenerse, pero desde hace unos años, en prácticamente todos nuestros discos hay alguna referencia, desde la primera canción que se llamaba “Palabras para Paula”, que es la primera niña de Haritz, que fue el primero que tuvo una niña en el grupo. 

Y para ti, cuando estás en familia, ¿cuál es el mejor momento del día?

Por la mañana como he dicho antes, pero también por la tarde, ese rato después de los baños y la cena y justo antes de irte a la cama, donde parece que está hecho todo lo que hay que hacer y hay un poco de margen para jugar a algo o reírnos… y  cuando se van a la cama, la parte de dormirlos y contarles un cuento o hablar de lo que quieran en ese momento, sin un horario estricto.

Y como padre, mirando a tus hijas/o ¿cuál crees que es tu mayor reto?

Quizá el darles herramientas para sentirse personas seguras de sí mismas y consigan llevar bien las diferentes situaciones que se les van a generar en la vida, de la mejor manera. Yo creo que cuanto más seguros sean mejor podrán defenderse o sobrellevar las situaciones que, inevitablemente, se les van a presentar en la vida. Todo ello, aprendiendo dónde están los límites, enseñándoselos desde el amor y el cariño.

Como padre, ¿consideras que las instituciones valoran adecuadamente la aportación de las familias con hijos/as o qué más podrían hacer por ellas?

Yo creo que no se le está dando el valor que tiene realmente el tener hijos. A la vez, haría falta transmitir ciertos mensajes sobre lo que significa tener hijos, no solo desde el punto de vista de lo que significa en cuanto a relevo generacional o algo económico, sino desde el punto de vista emocional y la experiencia que significa. No ves en ningún lado campañas de ese tipo, además en una sociedad donde cada vez somos más individualistas o conservadores en cuanto a querer tener todo bien atado y ahí sí que hay mucho mensaje que se podría transmitir.

¿Cómo socios de Hirukide que sois tu familia, qué es lo que más valoráis de la asociación?

Lo que más valoramos es el estar informados. Suelo leer los mails que mandáis y la información y estamos al día de todo lo que hay. Me gustaría estar más activo o participativo, pero aún estamos aterrizando…

  

Bueno, Pablo, tan solo desearte y desearos lo mejor para el grupo y, por supuesto, tu familia y esperamos verte con los peques en nuestra próxima Jornada Familiar en Donosti (si no estás de gira todavía… je, je).

 

PabloBeng