«Los días van pesando y ya era hora de dejarles salir»

«Los días van pesando y ya era hora de dejarles salir»

Fuente: EL DIARIO VASCO. 20 abril 2020. 

EL DIARIO VASCO. 20 abril 2020. 

Dos familias numerosas guipuzcoanas cuentan cómo se las apañan para seguir su rutina en confinamiento a la espera de poder salir con sus cinco hijos a la calle después de más de un mes.

Mantener una conversación por teléfono con cinco hijos pequeños campando a sus anchas por casa puede ser una tarea arriesgada para Nerea Goñi y Gabriel Larrinaga, no tanto por el alboroto. El peligro acecha cuando reina el silencio. «Son los mellizos, que estarán liando alguna. Son muy peligrosos, están en fase de destrucción. El otro día nos atascaron el retrete, me cogen las barras de labios… y en el frigorífico ahora te puedes encontrar cualquier cosa», comentan con sorna estos padres de familia numerosa, que se toman con filosofía las fechorías de los más pequeños de la casa, Chloe y Jon, de dos años. Después les siguen Niko, de seis, Kai de siete y Luken, de 11, que cuentan los días para poder salir a la calle.

«No han salido desde el 14 de marzo. Son unos campeones y se adaptan a todo, aunque hay días que lo llevan peor y se empieza a notar. Ya era hora de que les dejaran salir –a partir del día 27– porque necesitan ver la luz, que les de el aire… Hemos recibido la noticia con muchísimas ganas», comenta esta donostiarra, a quien el confinamiento también le está pasando factura. «A veces te tiras de los pelos, los días van pesando… pero también intento fijarme en el lado positivo. Esta es una oportunidad única para estar tanto tiempo todos juntos y es un lujo. Piensas: estamos en casa, tenemos comida, salud… no nos podemos quejar. Es más el cansancio mental. Lo angustioso es ver otras familias que están sufriendo, que están perdiendo a sus seres queridos y no se están pudiendo despedir. También me angustia el hecho de pensar cómo vamos a salir de esta y qué va a pasar entonces», explica esta mujer, a quien el estado de alarma le pilló «de sopetón» en mitad de un proyecto de apertura de una nueva escuela infantil en Donostia, que ahora intenta gestionar colgada del teléfono a todas horas.

«Ahora estamos superdedicados a los niños, cosa que antes nos era imposible por la rutina y la carga de trabajo»
«No han salido desde el 14 de marzo, son unos campeones y se adaptan a todo, aunque hay días que lo llevan peor»

También echa una mano en el negocio familiar dedicado a la distribución de vinos, pero «en estos momentos está parado». Su marido, Gabriel, es dentista y ha tenido que frenar su actividad aunque de forma parcial; por las mañanas se escapa a la consulta para atender las urgencias. «Ahora estamos superdedicados a los niños y nos turnamos con las tareas domésticas», señala esta pareja más que acostumbrada a planificar, dirigir y controlar la hora de los baños, la colada, los deberes del colegio o la limpieza de las habitaciones, pero comentan que «sin duda, lo más difícil de gestionar está siendo el tema de las comidas. Cocinar para siete personas se nota mucho y en ese momento te acuerdas de la jangela».

También del bolsillo. «Hacemos una compra grande por semana, sobre todo aprovechamos para coger bastantes botellas de aceite, leche, cereales y pañales, porque vuela todo. Y luego alimentos como verdura y fruta compramos más a menudo». De pronto, Gabriel se ausenta unos minutos. «Va a por leche, que al repasar la lista nos hemos dado cuenta que casi no queda», se disculpa su mujer. Al fin y al cabo, las familias perfectas no existen; tampoco lo pretenden. «En confinamiento, nos hemos vuelto más permisivos con la tele y la tablet, por ejemplo. Aunque somos bastante disciplinados con la rutina, nos parece que ayuda psicológicamente a todos. A las 7.00 horas ya estamos arriba, los mellizos son nuestro despertador. Después hacemos los deberes, pero con libertad, y también deporte por turnos. Por la tarde aprovechamos para leer, hacer manualidades, jugar… y al ser tantos es más fácil que no se aburran».

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«Tengo miedo de que haya un repunte de contagios si las salidas con niños no se hacen de forma responsable»
«Con cinco hijos es más fácil que se entretengan, juegan todos juntos, aunque hay más peleas que antes»

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«Nos sentimos muy juntos»

Al contrario de lo que pueda parecer desde fuera, el hecho de ser cinco simplifica la hora del entretenimiento, tal y como coinciden Alejandra Arrieta e Iván Gutiérrez, padres de Adriana, de 1 año, Victoria, de 3, Diego de 5, Ángela de 7 y Paula, de 10 años. «Juegan juntos todo el tiempo, cosa que antes entre deberes y extraescolares no tenían ni tiempo». En este piso no hay luchas por el mando de la televisión porque simplemente apenas se enciende y por las noches, se apiñan en el salón. «Los fines de semana, después de cenar, les dejamos ver una peli. Es un momento que nos sentimos muy juntos y cuando se nota que somos muchos», bromean.

Sin embargo, la convivencia las 24 horas del día tiene sus propios peajes y las riñas entre hermanos se repiten más de lo habitual. «Peleas hay un montón; a ratos se quieren, a ratos se odian… Es normal. También echan de menos salir a la calle y poder estar con otras personas, sobre todo la de 7 años, que por su carácter es la que peor está llevando el confinamiento». El anuncio de las salidas controladas con niños a partir del día 27 ha llegado con cautela a esta familia de Hondarribia.

A pesar de ser una familia «muy activa, nos encanta hacer planes al monte o a andar en bici», Arrieta explica que «por un lado están contentos pero por otro estamos expectantes por ver cómo se van a realizar esas salidas y en qué condiciones ya que nosotros al ser familia numerosa creemos que no podremos salir todos juntos. Además que también les he explicado que serán salidas para caminar pero no para ir al parque a jugar, etc. Saben que el coronavirus sigue ahí y que deben salir con responsabilidad para evitar los contagios. De todas formas, no tenemos la necesidad de salir, tenemos terraza y ahí juegan mucho», cuenta a la vez que reconoce el «miedo» a que haya un repunte de contagios «si no se hacen las cosas de forma responsable. No tengo claro que toda la sociedad esté concienciada y eso hará que haya más muertes y que la vuelta a los trabajos se retrase».

Ella es dentista y quedarse sin trabajo de la noche a la mañana es algo que aún está digiriendo. «Soy autónoma y me angustia esta situación. En mi trabajo no existe la distancia de seguridad, no tenemos equipos de protección…», lamenta, aunque intenta agarrarse al lado bueno de las cosas, como poder disfrutar a tiempo completo de sus cinco hijos. «Antes teníamos muchísima carga de trabajo, el ritmo del día a día era un disparate. Ahora seguimos manteniendo una rutina pero de forma más relajada. Nos levantamos pronto, hacia las 9.30 se ponen a hacer los deberes, y no olvidamos de hacer ejercicio», aunque eso se traduzca simplemente en corretear por casa. «Es importante que se muevan», añade.