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10 mandamientos para ser buenos padres
No escatimes en besos y en abrazos
para tus hijos, verás como harás de ellos
personas más afectuosas
los hijos necesitan de tiempo
para comprender y asimilar
cada actuación nuestra
Los jóvenes suelen recordar
muy bien los castigos pero olvidan
qué hicieron para merecerlos
Escuchando a los diferentes expertos en educación y entre ellos a José Manuel Mañú decir frases como ‘te querría aunque suspendieras todas’, ‘quiero sacar de ti tu mejor tú’ o ‘quiéreme cuando menos lo merezca que es cuando más lo necesito’… la mayoría de los presentes nos planteábamos ¿estaré educando adecuadamente a mis hijos? ¿Qué pautas o estrategias puedo tener para hacerlo de la forma más óptima y beneficiosa para ellos?
A continuación os presentamos unas sencillas reglas que, poniéndolas en práctica de forma habitual … seguro que con el tiempo nuestros hijos nos lo agradecerán.
1. Demuéstrales tu amor incondicional
Todos los padres quieren a sus hijos, pero ¿se lo demuestran todos los días? ¿Los estimulan y les dicen que ellos son lo más importante que tienen en su vida? No es suficiente con atender cada una de sus necesidades: consolarlos cuando estén tristes, preocuparse por su sueño, alimentación… Aunque suene increíble, los mimos y cariños también son necesarios. Así que no escatimes en besos y en abrazos para tus hijos, verás como harás de ellos personas más afectuosas.
2. Mantén un buen clima familiar
Para los niños, sus padres son el punto de referencia que les proporciona seguridad y confianza. Aunque sean pequeños, perciben un ambiente tenso o violento. Por eso, es mejor evitar discusiones y peleas delante de ellos, sin embargo, cuando son inevitables, hay que explicarles, en la medida que puedan entender qué es lo que sucede. Si presencian frecuentes disputas entre sus padres, ellos pueden asumir que la violencia es una fórmula válida para resolver sus problemas.
3. Educa en la confianza y el diálogo
Para que tus hijos se sientan realmente queridos y respetados, es imprescindible fomentar el diálogo en tu hogar. Una explicación adecuada a su edad, con una actitud abierta y conciliadora, puede hacer milagros. Y por supuesto ¡nada de amenazas! Tampoco debemos prometerles cosas que después no les podamos cumplir ya que se sentirán engañados y su confianza en nosotros se comenzaría a deteriorar.
4. Predica con el ejemplo
Existen muchas maneras de decirle a nuestros hijos lo que está bien y lo que está mal hecho, pero no cabe duda que ninguna manera es tan eficaz como poner en práctica aquello que tanto predicas, incluso a pesar de que este proceso sea largo porque los hijos necesitan de tiempo para comprender y asimilar cada actuación nuestra.
5. Dedícales todo el tiempo que puedas
Habla con ellos, responde sus preguntas, comparte sus hobbies y aficiones… Es una excelente manera de acercarse a ellos y ayudarles a desarrollar sus capacidades. A nuestros hijos les da seguridad saber que siempre cuentan con nosotros, así que si a diario te queda poco tiempo disponible, aprovecha al máximo los fines de semana.
6. Acepta a tus hijos tal y como son
Cada chico posee una personalidad propia que hay que respetar. A veces los padres se sienten defraudados porque su hijo no parece mostrar esas cualidades que ellos ansiaban ver reflejadas en él; entonces se ponen nerviosos y pueden llegar a experimentar una cierta sensación de rechazo hacia sus hijos, que puede llegar a ser muy frustrante para ellos. Lo más importante es que quieras y aceptes a tus hijos tal y como son, y tengas en cuenta que nuestros deseos no tienen por qué coincidir con sus preferencias.
7. Enséñale a valorar y a respetar lo que tiene
Un chico es lo suficientemente inteligente para asimilar a la perfección los hábitos que le enseñan sus padres. No es preciso mantener un ambiente de disciplina exagerada, sino una buena dosis de constancia y naturalidad. Si se le enseña a respetar las cosas, irá aprendiendo a valorar su entorno.
8. Trata de que el castigo no se convierta en una técnica
Los jóvenes suelen recordar muy bien los castigos pero olvidan qué hicieron para merecerlos. Y aunque estas penalizaciones estén adecuadas en ciertos casos, cuando se convierten en una técnica educativa habitual, nuestros hijos pueden volverse increíblemente imaginativos para comenzar a ocultar sus errores.
9. Prohíbeles menos, elógialos más
Para cualquier chico es supremamente estimulante saber que sus padres son conscientes de sus progresos y que además se sienten orgullosos de él. No hay que escatimar piropos cuando el caso lo requiera, sino decirle que lo está haciendo muy bien y que siga por ese camino. Aunque suene increíble, reconocer y alabar es mucho mejor que lo que se suele hacer habitualmente: intervenir sólo para regañar.
10. Trata de no perder nunca la paciencia
Es difícil pero no imposible. Por más que parezcan desafiándote con sus gestos, sus palabras o sus negativas, nuestro objetivo prioritario es no perder jamás los estribos. En este momento, en el cual nuestros hijos apenas están formándose, podemos hacerles demasiado daño con frases como: “No te aguanto”, “Por qué no habrás sido como tu hermano”… Así que en caso de que se te escape alguna frase dura y descalificadora, no dudes en pedirle perdón inmediatamente. Reconocer nuestros errores también es positivo para ellos.
Ref: Revista Baby